17/9/08

* CAPITULOS 16, 17, 18, 19


Capitulo 16
Satisfacer el deseo.


¿De dónde salen los objetivos que fijamos en nuestra vida? Se pregunta su hijo
No hay una respuesta simple a esta pregunta pero es muy importante hacerla, aún cuando encontrar la respuesta nos lleve mucho tiempo. El primer impulso que sentimos ante esta pregunta es que la observación de las otras personas que nos rodean y las cosas que ellas hacen y poseen nos crean
impulsos y deseos que orientan nuestra conducta y nuestras preferencias. La propaganda en todas sus formas explota y potencia estos deseos exponiéndonos aún más a la observación de situaciones que estimulan nuestros deseos.
Existen otros impulsos básicos que devienen de la primera infancia que también matizan el resultado final de nuestros deseos y elecciones y que son explotados al máximo por la propaganda.
Resulta entonces que no elegimos tanto como creemos, sino más bien, nos hacen desear explotando nuestras inclinaciones, pero es un buen comienzo darse cuenta de esto y entonces intentar elegir realmente.
Sabemos que la satisfacción de los deseos, es decir el placer que ello nos provoca, es la fuerza impulsora para todos los seres vivos con cierto grado de conciencia, ya que hasta los animales, supuestamente irracionales, se movilizan con el mismo patrón. Empezar a cuestionarse cuan exitoso se es, en el sentido de canalizar el deseo y sostenerlo hasta su realización y por que valores vale la pena seguir luchando y por supuesto disfrutando, porque uno no se puede considerar exitoso si no disfruta de lo que hace.
Es verdad que muchos de nuestros deseos no podrán ser concretados porque tenemos reglas que nos impiden llevarlos a cabo. La educación en esto juega un rol muy importante pero siempre deseamos incluso lo que está prohibido, en muchos casos cuanto más prohibido más deseado.
La mayoría de los seres humanos, reprimimos nuestros deseos porque así Seguiré leyendo la carta de su hijo hemos sido educados; en cierta manera esto implica que aceptamos los límites impuestos por la sociedad mediante leyes, usos y costumbres.
Existen personas que no reprimen sus deseos y violan las normas.
Ausencia de ley paterna diría un analista.
Lo concreto es que una educación basada sólo en la represión suele conducir a que el educando oculte sus deseos y acciones. No existe en estas personas más límite que las apariencias mantenidas como escudo protector y su habilidad para engañar.
Cuando existe impunidad transgreden las normas y mediante mecanismos complejos de engaño y autosugestión terminan creyendo las mismas mentiras que inventan al punto que es imposible saber cuando dicen la verdad o están mintiendo, no tienen autocrítica ni demasiados sentimientos de culpa.

Efectivamente eso es la perversión. Hacer daño a otro sin su consentimiento
Argentina ha vivido durante los últimos 80 años los devastadores efectos de este tipo de personas que han gobernado el país.
La máxima perversidad se sufrió con la Dictadura Militar.
Este proceso inconcluso no nos deja avanzar y será necesario un profundo trabajo de análisis para digerir tantos años de errores y desencuentros, pero es un buen comienzo tomar conciencia de ello y avanzar decididamente.

Polo, yo que lo conozco sé que usted tomó decisiones, dejar de beber y dejar de fumar no es poca cosa y esas decisiones las incorporó a la conciencia como un nuevo conjunto de ideas que hoy lo guían.
Creo que fue así, como usted lo dice.


Capitulo 17
El juego de la culpa.

La carta sigue
Un día me di cuenta que habían pasado muchos años y que siempre había hecho lo que se esperaba que hiciera, todo perfecto y no lo que deseaba hacer. Aún hoy sigo haciendo más cosas por obligación y costumbre que por placer. El juego de la culpa siempre me paralizó y eso me ha costado mucha pero mucha libertad, es increíble como puede la culpa hacer que uno desperdicie un montón de años de su vida, simplemente para no sentirse culpable, para no sentirse mal. Al final te sientes mal lo mismo, no por la culpa si no por haber perdido el tiempo y haber dejado pasar las oportunidades. Sin embargo en este caso me he dado cuenta de la situación y deseo cambiar la forma en que vivo y me planteo mis valores, quiero poder ser feliz sin sentirme culpable, podría decir "lástima que no me di cuenta antes" pero creo que no hubiera podido cambiar nada de lo que pasó. Sin embargo, sí cambiaría algunas partes de mis elecciones, elegiría más por mí y no me sentiría egoísta, porque en el fondo sentía que me lo merecía, pero la famosa frase "más adelante habrá otra oportunidad" siempre terminaba conformándome y consolándome para que la frustración no fuera tan grande.
Por otra parte no puedo dejar de reconocer que, a pesar que me siento frustrado en algunos aspectos de mi vida, en otros me siento feliz de lo que he logrado. No sé es si ha sido mérito mío o sólo se trata que las cosas salieron bien porque si, porque así debían ser más allá de lo que yo hiciera o no hiciera, en fin, a pesar de no sentir que sea tanto por mérito propio, disfruto de estas cosas que he logrado, y espero que no tenga que volver a decir "porque tardé tanto en comprender" que no importa tanto si lo que se disfruta es por mérito propio o no, lo importante es poder disfrutarlo y punto.


Capitulo 18
Nada es... todo está sucediendo.


Otro de sus hijos varones escribe:
Me preguntás como te recuerdo con relación a tu adicción al alcohol... a la distancia y con todo lo recorrido hasta hoy, me cuesta rescatar de mi memoria ese aspecto particular.
No te recuerdo con el problema del alcohol; si, en cambio, con un montón de dificultades e inconvenientes que, entre tantas otras manifestaciones, el alcohol aparecía seguramente como un problema menor... no lo percibo como esencial al construir mi recuerdo.
Siendo pequeño lo que me desconcertaba eran los desencuentros que tenías con tu esposa, mi mamá, no por el hecho de que los tuvieran, sino la forma en que se manifestaban; seguramente se correspondían con los primeros años de tu pareja, no sé si los más difíciles, pero sí, los más sanguíneos y fogosos, tanto como la inmadurez que uno carga en esa estación... yo los he tenido y no me avergüenzo... pero sí al recordarlos los lamento por inadecuados e innecesarios... pero allí están... forman parte de nuestro currículum.
Yo, en esa época, no tenía problemas con el alcohol sino con el pis... y no por eso soy piscólico.
Con el paso del tiempo llegó la adolescencia.. y esa es la etapa que más disfruté de ser parte de la familia que formaste, pues en esa etapa aparecen cómo influyentes en mis concepciones acerca de la vida, el prójimo, la mujer, los amigos, que fui mamando de Vos y la Vieja. No sé si ustedes y vos en particular, son concientes de eso, pero gran parte de mi libertad de espíritu se apoya en esos cimientos. Incorporé a fuego aquello de que “nada es... todo está sucediendo”. Eso me permite aceptar y percibir el movimiento de todo, disfrutar cada segundo de aquello a lo que dirijo mi atención, poder disfrutarlo mientras está sucediendo.
En mi adolescencia, como ahora, percibía que nos brindabas la materia prima para que, si así lo decidíamos, pudiéramos desarrollar la capacidad de ser personas en estado de permanente reflexión, y al igual que la naturaleza que nos rodea... poder rehacernos permanentemente, y dejo en claro que lo he desarrollado y estoy atento a esa virtud pues la considero la mayor de mis capacidades.
Esa es parte del recorrido que recuerdo, no el alcohol, sino las reuniones de todas las familias que formaron parte de ese hermoso grupo de amigos que se juntaban a disfrutar y compartir más allá de las diferencias, que las tenían, y en las que si se chupaban, no era por alcohólicos... sino porque tal vez sin darse cuenta percibían que no durarían para siempre y ese era el momento de permitirle a la naturaleza una erección.
Tampoco recuerdo el alcohol en los años en que llegó la noche y la dictadura se llevaba los hijos y los padres de esas familias que amábamos, si recuerdo a los hijos de algunos haciendo una parada en casa antes de su ultimo viaje a la nada: y esa solidaridad salida del alma de ustedes, no me permitieron prestar atención al alcohol que vos tomabas.

Polo ¿En esa época usted ayudó a identificar el cadáver de Burnichón?
Sí, una muerte sin sentido. El hombre representaba a una editorial de la izquierda mejicana y ese fue todo su pecado.
Asumió un riesgo sin medir el peligro que corría.
Ni siquiera lo pensé. Ahora tomo conciencia que pude haber sido hombre muerto.

Su hijo dice: desde mi propia vivencia siento, que la razón por la cual nos conmocionan tanto y hasta nos desequilibran algunas experiencias, es porque nos formamos, sobre todo vos, en una cultura del orden ajeno, el debido. El clásico proceso educacional que pretende estandarizar la manera en que deben resultar las vidas. Nada que ver con la que vamos construyendo o intentamos construir (la nuestra y la de nuestros hijos) en el día a día. En la realidad cotidiana, las cosas nos sale o van resultando como podemos; y eso, precisamente, es para lo que deberíamos estar preparados, para abrazarla así tal como va resultando y entender que la felicidad es disfrutarla al ir modelándola con paciencia y por sobre todas las cosas, abordándola como si fuera el rodaje de nuestra única y mejor película.
Si algo no pudo resultar mejor a lo realmente logrado, no fue por el alcohol. Pero que importa, todavía estamos a tiempo para descubrir un montón de otras cosas y hasta de inventar lo que todavía deseamos.


 Capitulo 19
Y te llevaste también la ternura.



Me pediste que te escriba sobre lo vivido a tu lado como hija, relacionado especialmente a la etapa de tu alcoholismo. O mejor dicho, todo lo que yo recuerde de mi padre alcohólico.
Yo no estaba enterada de tu enfermedad como tal, no sabía que eras alcohólico. Hasta que mami me lo dijo. Mientras tanto yo sólo veía un papi, que tomaba su vino tres cuarto; como tantos papis de mi pequeño mundo.
También veía que mi papi, de tanto en tanto, especialmente en fiestas, reuniones, cumpleaños, tomaba más de una botella de vino, inclusive, muchas veces ya no había botellas sino damajuanas, pero también lo veía como algo normal, como muchos papis lo hacían.
Porque para mí el alcohólico, el borracho era ese hombre andrajoso, mal vestido, que venía caminando en zigzag, tambaleándose por la vereda o en la calle.
A vos papi, nunca te vi así.
Cuando escuché por primera vez a Atahulpa Yupanqui, en “El Payador Perseguido”gravé una frase que dice. “ el rico bebe en su mesa, el pobre en el mostrador”
También recuerdo frases cómo... Lo que pasa es que no es lo mismo tomar un buen vino fino, un CABERNET de tal bodega, que esa mierda de vino común de mesa.
Y yo creía que el papá de X se emborrachaba mal porque no tomaba un vino bueno.
Al abuelo, tampoco lo vi borracho, pero le vi temblar las manos, cosa que a vos nunca te vi. Creí que había quedado así porque tomaba siempre ese vino común de mesa, cosa que vos nunca hiciste.
También recuerdo que vos no tomabas un litro de vino en la mesa, claro está, no almorzabas siempre con nosotros, pero cuando lo hacías, por lo genera los domingos, comprabas un tres cuarto; y sí, a veces te tomabas dos, y te notaba un poquito cambiado pero lindo, te ponías mimoso, le decías cosas lindas a mami, nos decías cosas lindas a nosotros, como que nos querías mucho y que éramos muy buenos hijos. Jamás te vi agresivo en esos momentos, tal es así que llegué a pensar que el hecho de estar en casa un domingo con tu familia, compartiendo una mesa, una sobremesa te ponía muy feliz y que por eso te emocionabas tanto. Nunca relacioné que ese estado de ánimo era debido al alcohol que habías bebido. Puedo llegar a decirte papi, que es una de las cosa que más extraño hoy, ¿qué loco no?, Pero eras tan tierno. Sacando el alcohol de tu mesa y de tu vida, sentí que también te llevaste la ternura, las caricias, los besos, las palabras espontáneas de amor y de cariño. Eso tal vez es lo que más he tenido que trabajar en mi vida, y que aún hoy sigo trabajando. La gran fiesta afectiva. Necesitabas del alcohol para decirnos que nos amabas, para estirar tu mano y acariciarnos tiernamente, para acercarnos a tu pecho en un gran abrazo.
No puedo hablar del descalabro económico que acarreó tu alcoholismo porque yo era muy chica y cuando vivíamos un tema de carencia económica, nunca lo atribuí a tu despilfarro, si había un culpable ese, era el país. Más allá de todos los reclamos que mami te hacía de la falta de esto o de aquello siempre lo viví como algo momentáneo, como algo que debía esperar, porque el problema era que lo que vos ganabas no alcanzaba para todas las necesidades y que poco a poco irías cubriendo, como lo fuiste haciendo.
Será que fui una niña dócil, capaz de esperar mi tumo, porque la verdad papi, todo lo que me prometías, a la larga lo cumplías.
Nunca sentí que faltara la comida en casa, ni que hubieran cortado la luz por falta de pago, o que pasáramos días sin gas porque vos no tenías plata para comprarlo, te mentiría si dijera que pasé frió o hambre, jamás. Siempre hubo pan y leche y mate cocido que me encantaba, y manteca con azúcar que hasta hoy la como así y cumpleaños con tortas, globos y piñatas. Agua fresca para beber en verano, agua caliente para bañamos en invierno y una casa hermosa que nos permitía tener una habitación para las nenas y otra para los varones y una muy linda para ustedes.
No he vivido mal porque alguna vez me faltó un pantalón, pues siempre he tenido uno, no he vivido mal porque nos faltara un plato de comida o techo o auto o vacaciones o un medico cuando estábamos enfermos. De hecho eso nunca sentí que me faltara a causa de tu alcoholismo, si he vivido la tristeza de no verlos bien a vos y a mami. Nunca los vi besarse en la boca, con amor, ni siquiera abrazarse fuerte cuando llegabas del trabajo. Nunca los vi caminar por la calle, vos pasándole el brazo por la cintura, nunca los vi tiernamente enamorados, todo lo contrario, se peleaban mucho, mami lloraba porque vos no la querías y vos puteabas diciéndole que te tenía las bolas por el suelo.
Si eso era fruto de tu alcohol, entonces, es lo que más me ha hecho sufrir, pero aún hoy tengo mis dudas si fue el alcohol el culpable.
Es más, creo que no hay culpables, creo que simplemente había incompatibilidades.
Ambos deben haberse amado mucho.
La próxima vez, voy a narrarte anecdóticamente cosas vividas con vos, para explicarte que he sido feliz, muy infeliz. Simplemente he vivido en una familia numerosa de clase media, de algunas ideas muy revolucionarias, y de pensamiento libre, de padres jóvenes y progresistas.
Te amo papi.

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