17/9/08

CONVERSACIONES en torno al CABERNET







Polo Chevalier - Eva Bertaina

Versiones sobre un mismo tema, la a-dicción, surge por iniciativa de Polo y su deseo de escribir. Decidimos juntarnos en mi casa los sábados por la mañana, en este caso no hubo Cabernet sino mates de por medio; él hablando en forma amena y yo en el teclado, no como una dactilógrafa pasiva sino, interviniendo, preguntando y metiendo bocadillos. Luego surge en él la necesidad de pedirle la palabra a sus hijos y a su mujer acerca del alcohol y la a-dicción que padeció hace ya muchos años.

Eva Bertaina



Prólogo

Lo real es inasible, por lo tanto imposible de narrar. Y he aquí la pregunta por la biografía.
Retratar una vida ¿es posible o sólo es una aspiración?. Sabemos que a pesar de desearlo, no se cuenta la totalidad. La subjetividad de quién escribe ya nos habla de una mirada desde lo singular y por más que refiera datos, fechas, hechos ocurridos en la realidad material, no deja de ser su realidad, la de su psiquismo. En este caso, Polo toma la primera persona pretendiendo acercamiento al lector y pacto de credibilidad mientras dure la lectura. Combina narración con reflexión, emite opiniones y de este modo, probablemente el texto, se convierta en un testimonio. Si bien la idea original era mucho más acotada, el hecho de tratarse de una serie de conversaciones permitió la entrada de otras voces del entorno y este fue el medio que el autor encontró para decir e interpelarse, resultando un inclasificable con relación a los géneros. Puede ser biografía, relato, testimonio, ficción o una mezcla sui generis de todos ellos. Podría entrar en el ensayo, ya que es un texto saturado de pensamientos que se abren hacia infinitos puntos sin terminar de escribirse. Parecieran momentos provisorios, es decir no hay una obra terminada como suele esperarse. Nada ha quedado definitivamente demostrado, como en las conversaciones, cada uno expresa lo que le acontece, incluyendo el punto de vista, el estado de ánimo y sus episodios anecdóticos. Experimentación temática de la propia vida del autor con cruces y asociaciones intentando construirse a sí mismo de una manera honesta. Un esclavo tratando de convertirse en amo de sí, es decir, intentando superar la necesidad de tener que representar y sentirse liberado, en parte o totalmente, del rol y la demanda. Para lo cual va desmitificando creencias devenidas de la educación y de la época que le tocó vivir. En el texto quedan zonas inexploradas, avances incompletos, interrogantes irresueltos. Esta forma de escritura que permite otras voces, por momentos pareciera tratarse de una biografía colectiva. El autor al escribir va investigando qué le pasó, a él, con ese objeto de su adicción, en medio de las costumbres, la moda y el marco político de la época.
Trató de ajustar al máximo lo escrito a lo vivido y así y todo, el texto, no deja de ser un producto de su invención ya que cada uno es autor de su propia creación. Se puede decir que la vida es ficción, desde el momento mismo que empezamos a construir nuestra propia novela familiar, por lo que la vida tiene mucho de novela. Quién sabe lo que le depara este recorrido por la vida. Nos largamos sin tantas preguntas a la maravillosa aventura de andar el laberinto y en este vaivén o en la circularidad rozamos, bordeamos zonas oscuras o desconocidas. Analizamos, pero nunca de manera radical como para que la incógnita desaparezca… siempre queda algo inquietante. Escribir ayuda a encontrar esas relaciones entre hechos, personas o animales que parecerían imposibles de ponerse en contacto y así vamos construyendo un collage al combinar palabras encontradas y darle un nuevo sentido. El tiempo de concluir llega y es Polo el que toma la decisión de abandonar la obra dejando este tejido con hilos sueltos. Quizás algún otro sienta necesidad de dar otra u otras vueltas.
Ser. Somos aproximadamente. Somos también nuestras máscaras y los diversos personajes. Ese saber sobre sí se construye a medida que hablamos y escribimos ordenando el pensamiento y el caos de la vida. Algo velado se devela y es verdad, al exponer nos exponemos. Es el riesgo que se corre, pero al ser la escritura un camino de conocimiento, algo ganamos. Lo ético es escribir desde la ignorancia, eso sí, lo que surge exige ser soportado. Soportar que nada es perfecto, completo y entero trae alivio y alivia al otro. Esa porción de ignorancia llamado enigma, pulsa y, aceptar el desafío de escribir un libro, es asumir el riesgo de caminar por la escritura con la intención de develarlo. Este recorrido por la escritura que hizo Polo, ¿lo dejará más sabio, menos ignorante? Sólo él puede decirlo.
Y nuevamente la pregunta del comienzo ¿Puede el relato, la biografía, el testimonio, mostrar ese largo camino? Imposible. Lo seguro es que, en el transcurso, aparezca el conflicto que plantea la verdad ya que la misma habita en la ficción. Algunos dicen: la verdad es una media verdad y el autor a pesar de saberlo, redunda en detalles, es generoso en datos para no desviarse de esa verdad que al aproximarse se le escabulle. Como el horizonte.
Hay muchas preguntas y no hay una única respuesta. Una vida es compleja y misteriosa, suele compararse con una red de pescar, millones de agujeros atados con un hilo donde lo que no se ha pescado siempre es mayor a lo recogido. Se va con la corriente. El recuerdo y la memoria tienen agujeros, la resultante es una narración incompleta, fragmentada. Por otro lado, la memoria se resiste a ser interrogada sobre ciertos temas, tiene sus secretos. La persona torturada por su máscara construye en secreto un personaje con el que actúa dentro de un mundo privado y marginal, hecho con los desperdicios que excreta ese otro mundo al que se siente obligado a habitar. Ese mundo de las pasiones inconfesadas es un refugio, un desquite frente a tanta obligación.
El tiempo de Polo no se entregó en vano al escribir y no todo está en signos de pregunta. Una cosa clara aparece entre las páginas y fue el día que se miró al espejo y no reconoció su figura.
Eva Bertaina



Que las conclusiones las saque el lector. (Contratapa)

J.Lacán destaca la importancia del otro en nuestras vidas, al punto de decir que no existimos sin su mirada. Escribo por placer y también deseo comunicarme, por esa razón publico. Lo que me gustaría saber es lo que cada lector elaborará en su cabeza. Puede ser un repaso amargo, demoledor o esperanzado, respecto al tema del alcohol. Podrá parecerle genial u obvio el abordaje, encontrará reflexivos o superficiales algunos pensamientos. Apelé a todo tipo de recursos a fin de aproximarme a las causas de mi adicción. Palabras, frases, anécdotas, retazos de mi vida que acaso le permitan contactar con hechos de su propia vida o quizás arrojar un poco de luz sobre ese agujero que es el ser y su apariencia. Me he expuesto en mi incapacidad, ustedes, lectores, ¿podrán desatar el nudo de tantos interrogantes?
Polo Chevalier



Capítulo 1
El amo y el esclavo.



En los libros o en la escritura, no busco, encuentro como decía Picasso y estoy de acuerdo con él; me asombro al descubrir que las ideas o reflexiones que expreso en la escritura estaban dentro mío. La docta ignorancia de la que hablaban los antiguos filósofos sirve para reconocer que somos algo más que esto que se presenta como “realidad”. Para mí, la escritura es la mejor manera de cotejar mi pensamiento, además escribiendo plasmo, no sólo mi posición frente al mundo, sino que paso al acto de estar en el mundo. Hago acto de presencia, aporto, me pongo a disposición y me expongo. Uno se juega en el acto de escribir, lo más responsablemente. No me siento esclavo de las palabras por esto del dinamismo de la vida que va modificando el punto de vista. Si se es rígido, su pensamiento será inamovible. En etapas individualistas solamente se hace referencia al si mismo; luego, al descubrir que no se está solo, se plasma la relación con el otro, con la comunidad. Y aquí aparece la dificultad, la enorme dificultad que es relacionarse con otro semejante y diferente. Al unísono aparece la necesidad de rever el modelo instaurado: el del esclavo y el amo. Modelo incrustado a fuerza de una práctica y transmitido de generación en generación. Una permanente alerta nos permitirá sorprendernos en una u otra posición. Ambas son insatisfactorias. Quedar fijado en la postura del amo, indica apego al poder, dominación. Evidencia una actitud omnipotente frente al otro.


Capítulo 2
En el camino.



Si Jack Kerouac al escribir se hubiera liberado como en mi caso, no estaría muerto por motivo del alcohol. Él, al no ser reconocido, en su momento, como escritor por la sociedad estadounidense, cayó en la ansiedad y la depresión que pretendió calmar con la bebida.
Polo, su esposa mencionó palabras de Lacán diciendo que “existimos por la mirada del otro”. Este maestro del psicoanálisis, en otro apartado de su obra habla del “hacer por puro prestigio”. ¿Sería el caso de Kerouac?.
En el caso del escritor estadounidense el reconocimiento llegaría por el lado de la juventud que, inspirada en su libro “En el camino,” crea el movimiento beat y no por el lado de los críticos literarios o de sus pares, de donde él, posiblemente, lo esperaba. Creo que la satisfacción del deseo de escribir no siempre se acompaña de reconocimiento. A veces el reconocimiento nunca llega y somos un NN más de la escritura. La frustración en este sentido condujo a Kerouac a una adicción. Si hubiera tolerado la frustración de sus expectativas, no hubiera desviado su deseo hacia la autodestrucción.

Capitulo 3
Dos poemas.


Si me permiten voy a presentarles a Malcom Olry, poeta marcado por la bebida casi tanto como su literatura.
Oración para borrachos
Dios da bebida a esos borrachos que se despiertan
/al amanecer
Farfullando sobre las rodillas de Belcebú, totalmente,
/destrozados
Cuando una vez más espían a través de las ventanas,
acechando, el terrible puente cortado del día.

Sin el dragón nocturno
Ideas de libertad están atadas a la bebida.
Nuestro ideal de vida contiene una taberna
Donde un hombre puede sentarse y hablar o sólo
/pensar
Sin ningún miedo al dragón nocturno
O bien otra taberna donde no aparecen
Letreros de No se fía o No hay crédito
Y, dejando a parte las limitadas cervezas,
Nos sentamos tranquilamente borrachos y locos a
/editar
Panfletos de un país realmente mejor donde un hombre
Puede beber un vino delicado, ¡ah! No destilado,
Que intoxica sutilmente sin dolor,
Tejiendo visiones de una taberna inasimilable,
Donde siempre podemos beber sin pagar
Con la puerta abierta y el viento soplando.

* CAPITULOS 4, 5, 6, 7






Capitulo 4
Donde fuera la presión iba conmigo.


La presión en la cabeza y en el pecho hacían que me escapara, solo, los fines de semana. Evadirme resultó inútil. Fuera donde fuera, la presión iba conmigo. Buscaba desaparecer, tanto de la escena empresarial como de la familiar. Sentía verdadera necesidad de estar a solas conmigo. Este deseo de aislamiento era vital para preguntarme sobre el vacío, el paso del tiempo, mi vida, la mía y no la de la función de padre, marido o directivo. Es preciso desaparecer de estos escenarios, para pensar, escribir, indagar en las profundidades. Después de todo es un derecho humano de respeto a uno mismo.
Si escribo en primera persona, el narrador y el protagonista soy yo, fusionados. Me describo, en parte, con palabras escritas sobre papel, otros usarán la acuarela o el óleo sobre papel. Nadie mejor que Frida Kalo para autobiografiarse en sus heridas y dolores físicos. Ella sola, un solo tema, ella con monos, ella entrelazada en una planta, ella desgarrada y sostenida por un corsé de barras y pintura.


Capitulo 5
Más o menos enfermos estamos todos.


Pero vivimos en familia y de ella heredamos los bienes y los males. A veces, en el seno familiar cuando hay problemas, se busca a un chivo expiatorio. Para mí, eso sería darle a la situación un enfoque demasiado simplista. Expiar un conflicto no necesariamente tiene que canalizarse a través de uno solo de sus miembros. No creo que sea uno el que lleva la carga de todas las desgracias, como tampoco es uno el que soporta todas las culpas. Más o menos enfermos estamos todos. La sanidad total no existe, en más o en menos, la mayoría padece una neurosis. El sujeto en sí es un sistema complejo, la familia otro, podemos agregar las complejidades del entorno próximo, del alejado, del país, etc. El Inter juego de los actores dentro de un sistema genera relaciones más o menos viciadas y cuanto más cerrado es éste, más se cumple la ley de la entropía. Estos cuerpos, al moverse friccionan entre sí generando calor hasta llegar al estallido. Cada uno es un emergente particular, singular del sistema al que pertenece.

 Capítulo 6
Caminando el tango.



Al salir de mi trabajo caminaba como un autómata, conocía todas las baldosas y las piedras de esa calle. Llevaba la mirada fija en el vacío mientras la retina registraba cada movimiento, paso a paso. Esa noche, me siguió un perro alto y lanudo tan solitario como yo. Al cruzar la calle encontré, apretujadas en la esquina, dos sombras al borde de perderse. Más allá, me sacudieron voces desde el fondo oscuro y húmedo de un estrecho pasadizo. Corrí hasta el farol y me detuve, mi corazón aleteaba al punto de sentirlo en la garganta, por primera vez pensé en mi corazón. Frente a la puerta me acomodé el sobretodo y la corbata. Me saqué el sombrero, tomé la aldaba y di dos toques. La espera se hizo interminable hasta sentir el giro de la llave. Los urgentes latidos se agolpaban aturdiéndome.
Hoy recuerdo el sabor irrepetible de aquel encuentro clandestino.

Marketing, como lo llaman ahora, eso hacía yo en la empresa. Estaban a mi cargo las relaciones públicas para promover las ventas. Era un gerente que sin encerrarme en esa función le imprimí particularidades al cargo. Ninguno de los socios se opuso; por el contrario, empezaron a mirar con simpatía mi estilo, después de ver los resultados.
Los clientes y yo nos reuníamos en la parrilla de Don Francisco. Funcionaba en una casona en San Vicente, el barrio es tan antiguo como Córdoba y la casa tan vieja que hasta le crecían arbustos en el techo. Un cartel de chapa clavado en la pared encerraba con filetes el nombre del local. Sobre la calzada aún se encuentran las argollas donde antaño ataban los caballos.
Después de cruzar el pasillo, revestido con mayólicas, se ingresaba a un estar donde el dueño nos recibía el abrigo. Transponiendo la mampara de colores, se encontraba un primer patio rodeado por una galería ancha donde daban las habitaciones. En cada columna se apoyaban macetones con estrellas federales que llegaban hasta una pérgola entremezclándose con glicinas que colgaban desde el techo. Debajo de ese jardín aéreo se distribuían las mesas y las sillas. A veces pasábamos al segundo patio cubierto por una parra y, contra la tapia del fondo, las higueras. Recuerdo el día que nos tocó ocupar una mesa de este patio. Estábamos en plena parranda, mis clientes y yo, cuando vimos pasar un hombre corriendo, después otro y atrás un policía armado; no era un Reality Show, aunque parezca. Resulta que los prófugos de la comisaría, cuyos fondos lindaban con la casa, habían abierto un boquete en la medianera.
A la esposa del dueño, aunque fuera invierno, siempre le faltaba el aire. Era gordita y muy risueña. A medida que llegaban los comensales iban a saludar a la señora apoltronada en un sillón de mimbre, abanicándose. Nunca se integró a la fiesta, en cambio, su marido lo hacía con frecuencia. En una de las habitaciones que daban a la galería estaba la discoteca más completa que conozco, surtida con tangos y folclore, desde los discos de pasta del año treinta hasta los long play de la época, estoy hablando de mil novecientos sesenta y cinco, más o menos. Pero en la bodega, Don Francisco, mantenía el stock de unas mil botellas al año con vinos únicos, de cosechas certificadas.
Chiqui Pereyra, el flaco como lo llamaban, folclorista y tanguero venía seguido a la casa de Don Francisco. Se arrimaba a nuestra mesa, ponía su voz de bajo y nosotros le hacíamos el coro y así cantando y chupando nos sorprendía la madrugada. A veces traía con él a una pareja que entraba caminando el tango. Ella dejaba los zapatos de calle al lado de la puerta y se calzaba los tacos para el baile, él colocaba el chambergo boca arriba en nuestra mesa. Caminaban al compás de un tango interpretado por D’Arienzo; el ritmo elástico del hombre contagiaba a la mujer que lo seguía obediente. Pero no se confundan, en el tango como en la vida el hombre propone y la mujer dispone. Se tomaban en un abrazo apretado, cara contra cara y libres de cintura. Empezaba el contorneo suave, y yo bebía sin poderme sujetar. La emoción me poseía multiplicando el efecto del alcohol. Esa puesta en escena del deseo duraba sólo unos minutos, los del disco. Yo bebía interviniendo en ese diálogo de dos cuerpos en movimiento y sin importarme la letra, ni si la mujer era bonita, me dejaba llevar, embriagado, hasta la zona donde flota el alma. Baile de la vida y de la muerte, es el tango, como decía Güiraldes en uno de sus poemas. El tango me gustaba, antes más que ahora, por lo sensual y dramático. La búsqueda de la mujer amada que se va o se muere, la amada inmortal o ese sueño de amor imposible. Pero esa letra, que en fresco movería a risa, no se escucha. Sólo importan los avances, el ocho y las quebradas.
A veces íbamos al cabaret pero no era lo mismo. Me ponía melancólico en vez de eufórico porque sentía piedad por las mujeres actuando la conquista. No entraba ni por putas en estado de euforia, se me cruzaba por la cabeza la falta de salida para ellas y su resignación a la mala vida. Eso me hacía beber y ponerme filósofo, arruinándole la noche a mis compinches. Creía y creo en el determinismo que imprime la clase social del hogar donde nacimos. Por defender acaloradamente a las mujeres, recuerdo que me enfurecí, el dueño trató de calmarme, yo lo tomé de las solapas y le dije explotador. Esa noche, los matones me tiraron a la calle.
También recuerdo que cuando estuvo Eduardo Falú en la casa de Don Francisco, aproveché para invitar a los gerentes de Fiat, Perkins y Renault. Al final de la actuación interpretó Zamba de la Candelaria y como, a esa altura de la noche, yo había bebido dos o tres botellas de Cabernet me levanté y tomándome de las sillas fui al encuentro del cantor y lo abracé. Fresco, nunca me hubiera animado.
Durantes las cenas de trabajo estaba de buen ánimo, amable, sensible y simpático. A la mañana siguiente, en mi casa, era un león enjaulado.


Capítulo 7
El sueño que soñamos.

En aquella época el empresariado no andaba en el manejo burdo de la coima, léase: un sobre con dinero, una valija llena de dólares o el desvío de fondos.
¿Usted cree que no la usaban?
Bueno, la coima es consecuencia de la corrupción, tan vieja como el capitalismo y visible cotidianamente en las democracias permisivas. La perversión de la que hablo, se da tanto en los negocios del Estado como en la empresa privada. Perversión ligada a la ganancia, en última instancia al dinero, que conlleva el todo vale justificando la muerte, la guerra, las patotas, el matón a sueldo, los mercenarios y toda clase de artilugios de esta máquina de matar, de hambre, de frío, de enfermedades, de ignorancia. Matar a los que menos tienen o nada tienen que ver en los asuntos de ambición extrema. Sea burda o delicada la forma de coimear, persigue el mismo fin. Es lo mismo una guerra exterminando todo un pueblo para que otro obtenga su petróleo, que extraer, a lo largo de treinta años, la plusvalía a los obreros. Sólo se diferencian en el tiempo. En un caso le chupan la sangre a la tierra y en otros la sangre a la gente. El sistema capitalista, de una u otra forma, mata para perpetuarse.

Tenés razón. No por ser el discurso de la izquierda setentista deja de tener actualidad. Si hubiéramos podido sostener el sueño que soñamos cuando jóvenes...

Sigo con la idea. Este sistema puede apretar pero hasta cierto punto y ellos lo saben. Cuando se proponen reducir bocas en la clase no consumista, exterminan sin asco, vean lo que están haciendo con el uso del paco. Ellos saben que el capitalismo perece si deja de existir el consumo. En su momento Kissinger advirtió de este peligro a los dictadores sudamericanos tan proclives a irse de manos. El consumo, condición primera de su existencia, es tan amoral que hoy va dirigido a los niños; comida chatarra, juguetes intoxicados, pero... cuidado, sin niños no habrá futuro. No importa si se vuelven obesos; impondrán, manejando el inconsciente con la publicidad, el modelo superbody.
Las parejas de la clase consumista, viendo hacia donde se dirige este modelo, no quieren tener hijos y sin reproducción el sistema no funciona. Por lo tanto, las clases dirigentes tendrán que estimular los nacimientos en la clase pudiente y seguir controlando la natalidad en las poblaciones hambreadas porque van creciendo día a día y podrían agotar los alimentos, de por sí escasos en el mundo.
Vean esto, se pretendió alimentar con soja pero se demostró que esta oleaginosa contiene un inhibidor de la tripsina y que sin esta enzima las proteínas no se degradan, por lo tanto no se absorben y en vez de nutrir desnutren. Efecto paradojal éste, el de la soja. Soja del hambre como la llaman los investigadores que se animan a denunciarlo. Guiso de soja, budín de soja, leche de soja. Pasan los niños desnutridos con el vientre distendido. Son los biafranos de América Latina donde los chacareros regalan la soja a las escuelas y los gobiernos ponen la ordeñadora mecánica. De esta manera, unos y otros calman su conciencia.
¿Sabrá algo de nutrición el ministro de salud?. ¿Y el de agricultura?.
¿Le importa el desmonte, la degradación del campo, la desocupación, a las multinacionales de las semillas manipuladas, los fertilizantes y los herbicidas?.

* CAPITULOS 8, 9, 10





Capítulo 8 

 Las caras de la coima.


¿La ideología de su empresa escapaba a las generales del capitalismo?.¿ Su forma de coimear era burda o delicada?
La delicadeza siempre fue mi estilo. Recuerdo la llegada de Los Plateros a Córdoba. En esa oportunidad reservé entradas en el Gran Rex para tres gerentes de compras, sus mujeres y sus hijos. Era una inversión de la empresa, gastos de representación que le dicen. Contrariamente a lo que gastan los políticos, yo rendía cuentas. En el verano del setenta llegó una vedette a Carlos Paz, no puedo asegurar si era la Lobato o Adriana Aguirre. Contraté una suite en el Mónaco Hotel para que se alojara el gerente de una importante empresa autopartista de Santa Fe. Fue la turné más grande que ofrecimos; incluyó paseos por el lago, entradas al casino y al teatro.
Además de ser Vicepresidente del Directorio era Gerente de Ventas. Con el primer cargo participaba en el dictado de las políticas empresariales y a través del segundo las ejecutaba. Gozaba de poderes casi absolutos y a ninguno de mis socios se le ocurrió pensar que con ese poder podría vaciar la empresa. Sin ser universitario, tenía ese carisma que hacía que delegaran en mi, el aspecto de la negociación. Me sentía un rey.
¿Usted sabe que los árabes aunque estén de acuerdo, vendedor y cliente, tienen que negociar? A veces piden un precio exorbitante por una bagatela y aunque el comprador acceda al mismo, no se la venden sin regatear primero. Se establece un juego de habilidades, de seducción mutua.
Sí, lo sabía. El gerente de compras de una importante firma local solía decirme que él tenía la obligación de comprar en las mejores condiciones, pero que yo, con mi argumentación sobre el precio del producto, no le dejaba margen para la discusión. De esa manera, ante los demás directivos, su gestión no obtenía ventajas. Me pidió que aceptara una crítica constructiva. Nos citamos al día siguiente en un bar El Mendocino con sus famosas empanadas de carne con cebollas de verdeo. Tenés claridad en la exposición, lográs imponer tus condiciones, me dijo, pero no me dejás margen para pedir una rebaja. Igual que al jabalí, si lo encerrás sin posibilidad de escape, lo más probable es que mueras. Es una mala forma de negociar, no me dejás demostrar mis capacidades, algún logro, unos puntos de ganancia para mi empresa. Si te movieras en la franja entre ciento diez y noventa por ejemplo, podríamos llegar a una acuerdo beneficioso para ambos. Acepté la observación, por eso cuando lo invitaba a la casa de Don Francisco, le hacía una cargada metafórica sobre lo que me había enseñado. Si te parece bien, te doy una franja de posibilidades: asado, pasta o pescado.


Capítulo 9
Dios y las ficciones no mueren.

Había sido educado con el punto de vista de lo absoluto. La existencia de mi verdad implicaba la imposibilidad de existencia de otra verdad sobre el mismo tema. Mi padre, europeo de finales del siglo diecinueve, desarrolló su actividad docente en Córdoba a principios del siglo veinte. Este cabalgamiento de siglos parece no significar nada en materia de apertura del pensamiento, por lo menos en lo inmediato, o bien los tiempos de cambios eran lo suficientemente lentos para no notarse entre una generación y otra.
Me eduqué en un colegio confesional católico, con los mismos programas que usaba mi padre en el Montserrat, elaborados en base a la educación europea. Se incursionaba en filosofía, lógica, ética. Nos enseñaban que si nosotros teníamos la verdad no podía existir otra verdad simultáneamente, porque eso era una incongruencia. También nos ejercitaban en demostrar la existencia de una y única verdad a través del absurdo. Supongamos: Dios no existe, esa era la hipótesis. Si esto es cierto todo lo existente no fue creado por nadie, se hizo solo. Esta hipótesis, en aquel momento, iba en contra de que toda criatura tiene un creador. Entonces la hipótesis de que Dios no existe es falsa. En aquella época este razonamiento, así de taxativo, era demoledor para el adversario.

Polo, la existencia de Dios es todo un tema. Quiero dejar enunciado un pensamiento de alguien muy lúcido, lamentablemente no recuerdo su nombre ni el lugar donde lo leí y dice: Dios y las ficciones no mueren. Mueren los animales que nos rodean pero las bestias mitológicas, no.
Respecto a la verdad ¿No le parece, a usted, que la multiplicidad de miradas sobre un mismo tema es enriquecedora, no excluyente, ya que acepta lo diferente y lo incorpora?. Cuanto más amplio es el aporte en pensamientos u opiniones, más son las posibilidades de aproximarnos a esas verdades posibles, que no es única. Si pudiéramos llevar a la práctica esta forma horizontal de ver las cosas, dejaríamos de competir y quizás fuera posible revertir el modelo vertical y autoritario. Algún día llegará. Para mí la utopía no ha muerto, es lo no realizado aún. A propósito el hombre primitivo representaba en su obra un animal u objeto desde múltiples puntos de vista simultáneamente, a igual que el chino da a conocer su armonía taoísta con un diagrama circular conteniendo el positivo y el negativo como opuestos complementarios. Ambos descartan la visión monofocal y construyen complejidad. Tal como les resuena el afuera, que de por sí es complejo, así lo manifiestan, actúan de cajas de resonancia. Mientras que la visión monofocal trata de simplificar, ellos multiplican en el intento de retomar la percepción total o casi total. Hacen reflejo de la naturaleza polifacética del hombre y del espacio que lo rodea. Desde las comunicaciones se intenta atrapar el mundo en red. Italo Calvino anhelaba escribir a modo de un cristal poliédrico. Son anhelos de completud que están en el deseo de todo ser humano, pero aceptar que algo falta es lo que permite crear. Algo de la obra queda inconclusa; uno decide concluir, se la abandona. Juan L. Ortiz, poeta entrerriano, decía que el poema se inicia con puntos suspensivos y termina con puntos suspensivos.
No olvidar que lo diverso y particular evita el error de un pensamiento globalizado.
Lo difícil es ponerlo en práctica en el día a día, uno no escucha, quiere imponerse. Necesitamos dominar al otro para sentirnos satisfechos y de esta manera, volvemos a la postura vertical.

No puedo precisar cuando cambié la forma de ver las cosas. Fue un proceso, creo que empezó con la lecturas de pensadores orientales. Tampoco sé cuando empecé a beber. Puedo saber que al recibirme de bachiller tomamos champaña pero no puedo decir que esa primera vez marcó el inicio de mi adicción.
El punto es sólo eso, un punto, lo planta a uno en una posición fija, en cambio la franja es una sucesión de puntos posibles. Sostener el punto es mantenerse rígido e inflexible y también frágil como un ladrillo, la caña en cambio es flexible, se dobla pero no se quiebra.
Pasaron años antes de comprender y aceptar que el pensamiento único es rígido y que la agresión surge en consecuencia. El mejor ejemplo de intolerancia lo vemos hoy en el mundo, tanto de uno como de otro lado, escondiendo un pensamiento llamado fundamentalista debajo de tintes católicos o musulmanes.
¿Ese león enjaulado que despertaba en su casa después de cada borrachera era manso o agresivo?.
Le pregunté a mis hijos.


Capítulo 10
Algo anda mal.


Querido Papá:
Comencemos con las imágenes de la vieja casa de Argüello, con su galería de vidrios, dos moreras al lado de la bomba de agua y el Aljibe. Los rosales al costado de la entrada, el portón de alambre verde, que luego pintamos de blanco.
Las compras las traían en una bicicleta y se pagaba por mes. Hoy pienso que habrá sido una cifra importante, porque éramos muchos en casa y había un cierto descontrol en el consumo.
El living de la planta alta era gemelo del otro que había abajo. Desde la ventana veíamos el campito de enfrente, allí hicimos nuestra primera cancha de fútbol y fue el lugar donde probamos nuestros primeros barriletes, construidos con las precisas instrucciones que nos diste.
¡Qué importante era para ti, tensar bien el hilo para que la estructura de las medias cañas fueran iguales! Evidentemente, fue la primera vez que sentí realmente que tenía un conflicto contigo.
Mamá tenía una hermosa bicicleta de mujer con freno a varillas similar a la que hoy tengo yo, ahora caigo en la cuenta que se parecen bastante y quizás por eso la elegí.
Mis recuerdos van y vienen. En esta época, en que mis hermanos mojaban la cama, ustedes se levantaban a la madrugada para llevarlos a orinar. Yo me despertaba a veces por el jaleo y luego intentaba dormirme de nuevo, sobre todo porque ustedes se quedaban hablando largo rato en su habitación y si bien no entendía claramente cual era el tema que se hablaba, podía sentir por el tono de la conversación que algo andaba mal.
Ese baldío de al lado sirvió incluso para una gran fiesta que hicieron allí, de noche, iluminado con grandes lámparas de mercurio, había mucha gente y te soy sincero no recuerdo a nadie. Tengo la idea que era gente de Perkins donde trabajabas en aquel momento, había mucha bebida en esa fiesta, y es uno de los primeros recuerdo que tengo de ti bebiendo mucho.
Cuando una mañana me preguntó mamá si quería ir a la misma escuela donde habías ido tú, le dije que si. Unos meses después, comprendí qué era ir a la escuela. El cura L me llevó a la rastra al aula de primer grado y creo que nunca en todo el resto de mi vida, me sentí tan solo y tan desamparado como entonces, ni cuando hice el servicio militar y estuve bajo fuego sentí tanto miedo como ese día.
Sin embargo una vez que me adapté al colegio, hice buenos amigos y disfruté, aprendí mucho y sobre todo entendí que la sociedad funciona por las apariencias y no por la esencia de las cosas, por eso jamás expondría a mis hijos a una situación similar ya que el beneficio no siempre compensa el riesgo. En mi caso no me perjudicaron demasiado, pero con otros compañeros la cosa no fue igual, creo que a más de uno el Colegio La Salle les cagó la vida. El colegio me dio algunos amigos, no demasiados y sobre todo me hizo ver que yo era diferente al ganado que había allí dentro, hijos de gente rica, que no entendían nada del mundo. Esto se empezó a notar mucho más en la secundaria, donde se agudizaron las contradicciones entre lo que yo creía correcto y lo que ellos intentaban inculcarme.
Durante todos esos años la vida en nuestro hogar fue cambiando. Las discusiones entre vos y mamá eran cada vez más frecuentes, hubo muchas peleas y platos rotos, períodos en los que mamá se fue con nosotros a vivir a otro lado. Yo no comprendía bien que pasaba, tampoco sabía bien porqué estas cosas sucedían, pero sí recuerdo a tus amigos, que venían a casa con sus esposas y los conflictos que se creaban eran agravados por mucho y buen vino tinto.
Yo no puedo decir que percibía algún tipo de vicio en tu conducta, pero mirando en perspectiva creo que sí había una situación anormal aunque disimulada, por la presencia compinche de los amigos con los que pasabas tus buenos momentos. Eso creo, que eran buenos momentos, no sé que habrás sentido vos después de pasado el efecto eufórico. No sé cuál habrá sido la razón por la que necesitabas reunirte con ellos, pero no hay duda que te sentías mejor en su compañía que enfrentando tu realidad quizás adversa y plagada de obligaciones, culpas y pocas satisfacciones. Sea como haya sido, toda tu generación ha estado marcada por este síndrome, porque los otros, tus amigos, compartían esas reuniones para tener una "alegría" que escaseaba en sus vidas.
Quizás la realidad de la familia y sus necesidades insatisfechas eran una carga y a la vez generaban la culpa que resultaba difícil de llevar y manejar.

* CAPITULOS 11, 12, 13, 14, 15






Capítulo 11
Lo posible.

Sigo leyendo la carta de su hijo:
Mirando en perspectiva, creo que hiciste lo que pudiste, era tu forma de enfrentar lo que te pasaba, y finalmente, luego de un largo camino, has llegado aquí, yo escribiéndote estas líneas y tú sano y lúcido leyéndome, luego de que ambos hemos vivido lo suficiente para poder entendernos y decirnos que nos queremos sin que nos dé vergüenza, sin sentirnos culpables por nada.
Nada de lo que yo necesité realmente en la vida me faltó, incluso reconozco que a tu manera me has amado mucho, siempre pude contar contigo y cuando no pudiste, yo te comprendí y acepté tus limitaciones. Un hombre y un buen padre, como tal, con limitaciones.
Hoy que soy padre y abuelo, puedo entenderte mejor y reconozco que quizás se te pidió demasiado, además fuiste educado para proveer, no había en tu educación excusa para "no poder" y eso es angustiante y cansa, creo que te hizo sentir inútil y culpable.
He madurado, me he abierto camino en la vida y mis posibilidades para seguir avanzando son óptimas. Una parte de lo que soy es obra tuya y debes sentirte orgulloso por eso, de alguna manera soy la prueba que la cosa no salió tan mal y que fuiste capaz de llevar a buen puerto a tu familia. Lo mismo puede decirse de todos mis hermanos.



Capitulo 12
La casa en continua construcción.

Su hijo sigue diciendo en la carta:
De mi etapa adolescente tengo muy lindos recuerdos que se mezclan con otros no tan agradables, la casa en obras, mamá desconforme y el colegio que se había transformado para mí en un lugar de contención donde no había tanto caos.
La casa en continua construcción, todo un símbolo de lo que se quiere reparar por fuera pero que, en realidad, necesitaba primero ser arreglada desde adentro. No sé por qué era tan importante arreglar la casa, intentarías en el fondo arreglar otra cosa en tu vida, quizás ya estabas buscando la cura a tu problema y ni tu mismo lo sabías.
Luego hice el servicio militar. De esa etapa, tengo una gran ausencia tuya. Estabas luchando a brazo partido por salvar a tu empresa de sus ahogos económicos, además varios de mis hermanos trabajaban contigo. Fue una etapa muy dura para ti, no diría que estéril, porque muchas personas vivieron de esa pequeña empresa durante años, pero al final se impuso la lógica, había demasiado gasto, y poco ingreso, además muchas de las causas que originaban el problema no eran internas de la empresa, si no más bien, de la situación general del país que no ayudaba para nada a que una PYME pudiera prosperar. Como sea, viste caer lo que habías levantado con tanto esfuerzo. Sin duda que esto puede haber agravado tu problema con el alcohol, no sólo la quiebra de la empresa, sino además toda la tensión que habrás soportado durante años por causa de estas cosas.

Voy a interrumpir la lectura para agregar algo al respecto a esto último: safé del infarto o de una muerte súbita y doy gracias. Muchos en mi situación murieron; es lo que llamo muertos sociales y de los que nadie se hace cargo, ni los Bancos, ni el Estado, ni la Justicia que debiera legislar al respecto.

Continúo leyendo.
En una mirada retrospectiva, creo que no te acompañé, pero a la vez, al seguir otro camino, aligeré, aunque sea un poco, el peso de responsabilidades que caían sobre tus hombros. Durante años estuve dolido, porque al no comprender lo que estaba pasando, creí que habías deliberadamente dilapidado una fortuna; hoy veo que no fue así y que hiciste lo que mejor pudiste y que gracias a eso, muchos pudieron campear aquel temporal de nuestro agitado país.
Bueno querido papá, en este racconto de lo que recuerdo y he vivido, lo más importante es que he logrado verte desde otra perspectiva, hoy creo que te conozco y puedo apreciarte en tu justa dimensión. No eres un santo ni un desalmado, eres mi papá, un ser especial para mí, con defectos y virtudes pero que lo quiero, así como es, con todo lo que lleva dentro.
El alcoholismo, los gritos, las peleas han quedado atrás; el hoy es lo que me importa y te quiero mucho. Tu hijo.



Capitulo 13
Botellas y platos rotos.

Carta de otro de sus hijos.
Había presenciado una escena violenta. Uno de tus amigos le había pegado a su hija en mi presencia y eso me quedó grabado a fuego; fue una situación embarazosa y de mucha angustia. Creo que todo eso tenía que ver con el problema del alcohol. Al parecer ese amigo tuyo también bebía. Mi padre, en general discutía con mamá y no tanto con nosotros y cuando estaba algo alegre era una persona cariñosa y no violenta. Esas son conclusiones que saco hoy, pero en aquellos momentos no podía verlo y no lo percibía como ahora.
En fin, de las peleas entre mis padres, las que más recuerdo son aquellas en las que había tanto plato roto y vidrio en el suelo de la cocina que no podían verse el color de las baldosas negras que había debajo. Los platos y botellas las rompió mamá enojada porque papá habría hecho algo, seguramente, a su juicio, imperdonable. Al final, según parece, lo pudo perdonar aunque los pobres platos no se salvaron para ver, 35 años más tarde, que ellos iban a cumplir 50 de casados. Mi madre reaccionaba de esa manera en parte por su genio y en parte por impotencia frente a la situación, sea como sea, era un caos y la verdad, esas cosas siempre me impactaron y molestaron bastante. Ahora me doy cuenta que en realidad mi familia era parecida a muchas otras donde pasaban cosas similares pero nadie las veía porque se mantenían, igual que las nuestras, dentro del seno familiar, por lo que muchas veces me sentí desafortunado por pertenecer a una familia con problemas. No pude verlo antes, en realidad mi familia era una familia real con sus problemas y similar a las otras de los amigos de mi padre que tenían también sus crisis.



 Capitulo 14
Volver a intentarlo.


Para seguir con la lectura, de esta larga carta, es necesario silencio porque este hijo suyo es de emitir conceptos que merecen reflexionarse.
Es difícil decir, mirando sólo las apariencias, si la vida de una persona es provechosa y creativa o por el contrario un desperdicio.
Los patrones que la sociedad ha establecido pretenden indicarnos sí quienes los ostentan son felices y han "triunfado en la vida" o son un completo fracaso.
Generalmente no hay medias tintas en estos juicios de valor que suelen hacerse, pero en la vida real no existen contrastes tan netos, los hechos no son blancos o negros, sino que en realidad existen matices de grises desde el casi blanco hasta el totalmente negro. Nadie es siempre exitoso o continuamente un fracasado. Sucede que partiendo desde nuestros propios errores y fracasos vamos aprendiendo a cometer cada vez menos errores. Esto nos proporciona alguna satisfacción y placer, bien estar, estar bien, lo cual nos incentiva a perfeccionarnos aún más. Creo que la búsqueda termina cuando nuestra vida se extingue, al menos eso sería bueno que suceda.

Perfección. ¿Les parece justo el término, con el nivel de exigencia sobrehumana que éste implica?
La verdad es que queremos cambiar lo que no nos hace bien y vale la pena intentarlo haciendo lo humanamente posible.



 Capitulo 15
Viva Dalí.


Seguiré leyendo la carta de su hijo
Podemos decir sin lugar a dudas que cuanto más fracasamos en una instancia dada, más probabilidades tenemos de aprender y ser exitosos en el futuro; claro, sí los fracasos no nos desmotivan al punto de perder la iniciativa. Volver a intentarlo, hace desaparecer la frustración, evita caer en un estado depresivo y paralizante que nos arrastra al abismo de la desesperanza y el abandono.
Hay sin duda una sutil diferencia entre los que logran avanzar hacia la perfección y los que no avanzan, o aún peor, retroceden, me refiero a su capacidad de aprender.

Interrumpo para objetar citando a Dalí “lo perfecto es humanamente inalcanzable”. Si hiciéramos lo posible y no aspiráramos a lo perfecto nos animaríamos a ser creativos. Un escritor perfeccionista pasó la vida corrigiendo una sola frase y se murió antes de darla a conocer.

Pueden dejar que continúe la lectura.
Hay quienes aprenden de sus errores, ven cada tropiezo como "la oportunidad de mejorar", otros aún más capaces, aprenden de los errores de otros. Este procedimiento se conoce como "Bench Marking" y ha sido ampliamente aplicado en los procesos de mejora continua, con lo cual se evita el efecto desmotivador antes mencionado.
Esta sencilla técnica tan fructífera, puede ser aplicada, con algunos cambios, a la vida personal que es donde más debiera interesarnos que se aplicara.
Antes de avanzar en este asunto, quiero detenerme un instante a reflexionar sobre el éxito como concepto social que tan de moda se ha puesto últimamente y que desde luego rige los impulsos de todas las personas o al menos de las que conozco.
En una primera aproximación diría que el éxito es una satisfacción que nos da placer cuando consideramos que hemos logrado un objetivo deseado. Es decir que cuanto más deseo lograr algo, más exitoso me considero al alcanzarlo. Por contraste, si no hay objetivos no hay esfuerzos ni búsqueda ni logros.
O sea, para su hijo el éxito es el placer de satisfacer un deseo y no sólo lograr el puro prestigio.
¿Qué le dice usted sobre términos como perfección y éxito?
Me adhiero a lo que dijo Dali dijo “No le teman a la perfección. Nunca la alcanzarán”
Respecto al éxito, creo que mi hijo hace una elección acertada. Para él, es deseo realizado con producción de placer.

* CAPITULOS 16, 17, 18, 19


Capitulo 16
Satisfacer el deseo.


¿De dónde salen los objetivos que fijamos en nuestra vida? Se pregunta su hijo
No hay una respuesta simple a esta pregunta pero es muy importante hacerla, aún cuando encontrar la respuesta nos lleve mucho tiempo. El primer impulso que sentimos ante esta pregunta es que la observación de las otras personas que nos rodean y las cosas que ellas hacen y poseen nos crean
impulsos y deseos que orientan nuestra conducta y nuestras preferencias. La propaganda en todas sus formas explota y potencia estos deseos exponiéndonos aún más a la observación de situaciones que estimulan nuestros deseos.
Existen otros impulsos básicos que devienen de la primera infancia que también matizan el resultado final de nuestros deseos y elecciones y que son explotados al máximo por la propaganda.
Resulta entonces que no elegimos tanto como creemos, sino más bien, nos hacen desear explotando nuestras inclinaciones, pero es un buen comienzo darse cuenta de esto y entonces intentar elegir realmente.
Sabemos que la satisfacción de los deseos, es decir el placer que ello nos provoca, es la fuerza impulsora para todos los seres vivos con cierto grado de conciencia, ya que hasta los animales, supuestamente irracionales, se movilizan con el mismo patrón. Empezar a cuestionarse cuan exitoso se es, en el sentido de canalizar el deseo y sostenerlo hasta su realización y por que valores vale la pena seguir luchando y por supuesto disfrutando, porque uno no se puede considerar exitoso si no disfruta de lo que hace.
Es verdad que muchos de nuestros deseos no podrán ser concretados porque tenemos reglas que nos impiden llevarlos a cabo. La educación en esto juega un rol muy importante pero siempre deseamos incluso lo que está prohibido, en muchos casos cuanto más prohibido más deseado.
La mayoría de los seres humanos, reprimimos nuestros deseos porque así Seguiré leyendo la carta de su hijo hemos sido educados; en cierta manera esto implica que aceptamos los límites impuestos por la sociedad mediante leyes, usos y costumbres.
Existen personas que no reprimen sus deseos y violan las normas.
Ausencia de ley paterna diría un analista.
Lo concreto es que una educación basada sólo en la represión suele conducir a que el educando oculte sus deseos y acciones. No existe en estas personas más límite que las apariencias mantenidas como escudo protector y su habilidad para engañar.
Cuando existe impunidad transgreden las normas y mediante mecanismos complejos de engaño y autosugestión terminan creyendo las mismas mentiras que inventan al punto que es imposible saber cuando dicen la verdad o están mintiendo, no tienen autocrítica ni demasiados sentimientos de culpa.

Efectivamente eso es la perversión. Hacer daño a otro sin su consentimiento
Argentina ha vivido durante los últimos 80 años los devastadores efectos de este tipo de personas que han gobernado el país.
La máxima perversidad se sufrió con la Dictadura Militar.
Este proceso inconcluso no nos deja avanzar y será necesario un profundo trabajo de análisis para digerir tantos años de errores y desencuentros, pero es un buen comienzo tomar conciencia de ello y avanzar decididamente.

Polo, yo que lo conozco sé que usted tomó decisiones, dejar de beber y dejar de fumar no es poca cosa y esas decisiones las incorporó a la conciencia como un nuevo conjunto de ideas que hoy lo guían.
Creo que fue así, como usted lo dice.


Capitulo 17
El juego de la culpa.

La carta sigue
Un día me di cuenta que habían pasado muchos años y que siempre había hecho lo que se esperaba que hiciera, todo perfecto y no lo que deseaba hacer. Aún hoy sigo haciendo más cosas por obligación y costumbre que por placer. El juego de la culpa siempre me paralizó y eso me ha costado mucha pero mucha libertad, es increíble como puede la culpa hacer que uno desperdicie un montón de años de su vida, simplemente para no sentirse culpable, para no sentirse mal. Al final te sientes mal lo mismo, no por la culpa si no por haber perdido el tiempo y haber dejado pasar las oportunidades. Sin embargo en este caso me he dado cuenta de la situación y deseo cambiar la forma en que vivo y me planteo mis valores, quiero poder ser feliz sin sentirme culpable, podría decir "lástima que no me di cuenta antes" pero creo que no hubiera podido cambiar nada de lo que pasó. Sin embargo, sí cambiaría algunas partes de mis elecciones, elegiría más por mí y no me sentiría egoísta, porque en el fondo sentía que me lo merecía, pero la famosa frase "más adelante habrá otra oportunidad" siempre terminaba conformándome y consolándome para que la frustración no fuera tan grande.
Por otra parte no puedo dejar de reconocer que, a pesar que me siento frustrado en algunos aspectos de mi vida, en otros me siento feliz de lo que he logrado. No sé es si ha sido mérito mío o sólo se trata que las cosas salieron bien porque si, porque así debían ser más allá de lo que yo hiciera o no hiciera, en fin, a pesar de no sentir que sea tanto por mérito propio, disfruto de estas cosas que he logrado, y espero que no tenga que volver a decir "porque tardé tanto en comprender" que no importa tanto si lo que se disfruta es por mérito propio o no, lo importante es poder disfrutarlo y punto.


Capitulo 18
Nada es... todo está sucediendo.


Otro de sus hijos varones escribe:
Me preguntás como te recuerdo con relación a tu adicción al alcohol... a la distancia y con todo lo recorrido hasta hoy, me cuesta rescatar de mi memoria ese aspecto particular.
No te recuerdo con el problema del alcohol; si, en cambio, con un montón de dificultades e inconvenientes que, entre tantas otras manifestaciones, el alcohol aparecía seguramente como un problema menor... no lo percibo como esencial al construir mi recuerdo.
Siendo pequeño lo que me desconcertaba eran los desencuentros que tenías con tu esposa, mi mamá, no por el hecho de que los tuvieran, sino la forma en que se manifestaban; seguramente se correspondían con los primeros años de tu pareja, no sé si los más difíciles, pero sí, los más sanguíneos y fogosos, tanto como la inmadurez que uno carga en esa estación... yo los he tenido y no me avergüenzo... pero sí al recordarlos los lamento por inadecuados e innecesarios... pero allí están... forman parte de nuestro currículum.
Yo, en esa época, no tenía problemas con el alcohol sino con el pis... y no por eso soy piscólico.
Con el paso del tiempo llegó la adolescencia.. y esa es la etapa que más disfruté de ser parte de la familia que formaste, pues en esa etapa aparecen cómo influyentes en mis concepciones acerca de la vida, el prójimo, la mujer, los amigos, que fui mamando de Vos y la Vieja. No sé si ustedes y vos en particular, son concientes de eso, pero gran parte de mi libertad de espíritu se apoya en esos cimientos. Incorporé a fuego aquello de que “nada es... todo está sucediendo”. Eso me permite aceptar y percibir el movimiento de todo, disfrutar cada segundo de aquello a lo que dirijo mi atención, poder disfrutarlo mientras está sucediendo.
En mi adolescencia, como ahora, percibía que nos brindabas la materia prima para que, si así lo decidíamos, pudiéramos desarrollar la capacidad de ser personas en estado de permanente reflexión, y al igual que la naturaleza que nos rodea... poder rehacernos permanentemente, y dejo en claro que lo he desarrollado y estoy atento a esa virtud pues la considero la mayor de mis capacidades.
Esa es parte del recorrido que recuerdo, no el alcohol, sino las reuniones de todas las familias que formaron parte de ese hermoso grupo de amigos que se juntaban a disfrutar y compartir más allá de las diferencias, que las tenían, y en las que si se chupaban, no era por alcohólicos... sino porque tal vez sin darse cuenta percibían que no durarían para siempre y ese era el momento de permitirle a la naturaleza una erección.
Tampoco recuerdo el alcohol en los años en que llegó la noche y la dictadura se llevaba los hijos y los padres de esas familias que amábamos, si recuerdo a los hijos de algunos haciendo una parada en casa antes de su ultimo viaje a la nada: y esa solidaridad salida del alma de ustedes, no me permitieron prestar atención al alcohol que vos tomabas.

Polo ¿En esa época usted ayudó a identificar el cadáver de Burnichón?
Sí, una muerte sin sentido. El hombre representaba a una editorial de la izquierda mejicana y ese fue todo su pecado.
Asumió un riesgo sin medir el peligro que corría.
Ni siquiera lo pensé. Ahora tomo conciencia que pude haber sido hombre muerto.

Su hijo dice: desde mi propia vivencia siento, que la razón por la cual nos conmocionan tanto y hasta nos desequilibran algunas experiencias, es porque nos formamos, sobre todo vos, en una cultura del orden ajeno, el debido. El clásico proceso educacional que pretende estandarizar la manera en que deben resultar las vidas. Nada que ver con la que vamos construyendo o intentamos construir (la nuestra y la de nuestros hijos) en el día a día. En la realidad cotidiana, las cosas nos sale o van resultando como podemos; y eso, precisamente, es para lo que deberíamos estar preparados, para abrazarla así tal como va resultando y entender que la felicidad es disfrutarla al ir modelándola con paciencia y por sobre todas las cosas, abordándola como si fuera el rodaje de nuestra única y mejor película.
Si algo no pudo resultar mejor a lo realmente logrado, no fue por el alcohol. Pero que importa, todavía estamos a tiempo para descubrir un montón de otras cosas y hasta de inventar lo que todavía deseamos.


 Capitulo 19
Y te llevaste también la ternura.



Me pediste que te escriba sobre lo vivido a tu lado como hija, relacionado especialmente a la etapa de tu alcoholismo. O mejor dicho, todo lo que yo recuerde de mi padre alcohólico.
Yo no estaba enterada de tu enfermedad como tal, no sabía que eras alcohólico. Hasta que mami me lo dijo. Mientras tanto yo sólo veía un papi, que tomaba su vino tres cuarto; como tantos papis de mi pequeño mundo.
También veía que mi papi, de tanto en tanto, especialmente en fiestas, reuniones, cumpleaños, tomaba más de una botella de vino, inclusive, muchas veces ya no había botellas sino damajuanas, pero también lo veía como algo normal, como muchos papis lo hacían.
Porque para mí el alcohólico, el borracho era ese hombre andrajoso, mal vestido, que venía caminando en zigzag, tambaleándose por la vereda o en la calle.
A vos papi, nunca te vi así.
Cuando escuché por primera vez a Atahulpa Yupanqui, en “El Payador Perseguido”gravé una frase que dice. “ el rico bebe en su mesa, el pobre en el mostrador”
También recuerdo frases cómo... Lo que pasa es que no es lo mismo tomar un buen vino fino, un CABERNET de tal bodega, que esa mierda de vino común de mesa.
Y yo creía que el papá de X se emborrachaba mal porque no tomaba un vino bueno.
Al abuelo, tampoco lo vi borracho, pero le vi temblar las manos, cosa que a vos nunca te vi. Creí que había quedado así porque tomaba siempre ese vino común de mesa, cosa que vos nunca hiciste.
También recuerdo que vos no tomabas un litro de vino en la mesa, claro está, no almorzabas siempre con nosotros, pero cuando lo hacías, por lo genera los domingos, comprabas un tres cuarto; y sí, a veces te tomabas dos, y te notaba un poquito cambiado pero lindo, te ponías mimoso, le decías cosas lindas a mami, nos decías cosas lindas a nosotros, como que nos querías mucho y que éramos muy buenos hijos. Jamás te vi agresivo en esos momentos, tal es así que llegué a pensar que el hecho de estar en casa un domingo con tu familia, compartiendo una mesa, una sobremesa te ponía muy feliz y que por eso te emocionabas tanto. Nunca relacioné que ese estado de ánimo era debido al alcohol que habías bebido. Puedo llegar a decirte papi, que es una de las cosa que más extraño hoy, ¿qué loco no?, Pero eras tan tierno. Sacando el alcohol de tu mesa y de tu vida, sentí que también te llevaste la ternura, las caricias, los besos, las palabras espontáneas de amor y de cariño. Eso tal vez es lo que más he tenido que trabajar en mi vida, y que aún hoy sigo trabajando. La gran fiesta afectiva. Necesitabas del alcohol para decirnos que nos amabas, para estirar tu mano y acariciarnos tiernamente, para acercarnos a tu pecho en un gran abrazo.
No puedo hablar del descalabro económico que acarreó tu alcoholismo porque yo era muy chica y cuando vivíamos un tema de carencia económica, nunca lo atribuí a tu despilfarro, si había un culpable ese, era el país. Más allá de todos los reclamos que mami te hacía de la falta de esto o de aquello siempre lo viví como algo momentáneo, como algo que debía esperar, porque el problema era que lo que vos ganabas no alcanzaba para todas las necesidades y que poco a poco irías cubriendo, como lo fuiste haciendo.
Será que fui una niña dócil, capaz de esperar mi tumo, porque la verdad papi, todo lo que me prometías, a la larga lo cumplías.
Nunca sentí que faltara la comida en casa, ni que hubieran cortado la luz por falta de pago, o que pasáramos días sin gas porque vos no tenías plata para comprarlo, te mentiría si dijera que pasé frió o hambre, jamás. Siempre hubo pan y leche y mate cocido que me encantaba, y manteca con azúcar que hasta hoy la como así y cumpleaños con tortas, globos y piñatas. Agua fresca para beber en verano, agua caliente para bañamos en invierno y una casa hermosa que nos permitía tener una habitación para las nenas y otra para los varones y una muy linda para ustedes.
No he vivido mal porque alguna vez me faltó un pantalón, pues siempre he tenido uno, no he vivido mal porque nos faltara un plato de comida o techo o auto o vacaciones o un medico cuando estábamos enfermos. De hecho eso nunca sentí que me faltara a causa de tu alcoholismo, si he vivido la tristeza de no verlos bien a vos y a mami. Nunca los vi besarse en la boca, con amor, ni siquiera abrazarse fuerte cuando llegabas del trabajo. Nunca los vi caminar por la calle, vos pasándole el brazo por la cintura, nunca los vi tiernamente enamorados, todo lo contrario, se peleaban mucho, mami lloraba porque vos no la querías y vos puteabas diciéndole que te tenía las bolas por el suelo.
Si eso era fruto de tu alcohol, entonces, es lo que más me ha hecho sufrir, pero aún hoy tengo mis dudas si fue el alcohol el culpable.
Es más, creo que no hay culpables, creo que simplemente había incompatibilidades.
Ambos deben haberse amado mucho.
La próxima vez, voy a narrarte anecdóticamente cosas vividas con vos, para explicarte que he sido feliz, muy infeliz. Simplemente he vivido en una familia numerosa de clase media, de algunas ideas muy revolucionarias, y de pensamiento libre, de padres jóvenes y progresistas.
Te amo papi.

* CAPITULOS 20, 21, 22





Capitulo 20
Vomitan la exigencia de un inodoro privado


Llegó el mail prometido de su hija. Trataré de sintetizarlo.
Estuve con tu hijo, mi hermano. Tiene esos sentimientos tiernos de querer a toda costa que lo quieran.
Con respecto a eso le dije: ¡Que falta te hace una terapia urgente para que te quieras a vos mismo hermano!.
Pero viste como son estos hermanos varones. Todo es: no puedo, la plata, el tiempo. Todas estas excusas son mucho más importantes que ellos mismos.
Y a vos, mami te cuento. Pienso que mis hermanos varones, me parece, están atrapados en su propia fantasía.
Ese padre alcohólico, de alguna manera se ha metido en sus vidas. Parecen alcohólicos, pero sin tomar alcohol. ¿Me explico?
O sea, sus actos son semejantes a los del papi, de hace años atrás.
Son delirantes, y sus razonamientos, para dar soluciones futuras a su problema presente, se mueven en un nivel de fantasía. Facilismo teórico.
Siempre la solución estará mañana, nunca hoy.
Cuando cobre el aguinaldo, cuando cobre tal trabajo, cuando me salga tal proyecto... mientras tanto el hoy sigue derrumbándose en el caos interno de la inmovilidad y es más, el aguinaldo nunca Ilega, el trabajo no se dio porque los otros son unos boludos y... los proyectos esperan en un escritorio vacío de acción.
Te podría seguir diciendo mil cosas más, pero la verdad es que esto, se lo tengo que decir al papi.
Creo que ahora él debe cargarse las pilas, agarrar las riendas y empezar una tarea que nunca comenzó. Hablar con cada uno de ellos, con cada uno de nosotros.
Este padre alcohólico, que dejó de tomar alcohol y ahora va a escribir un libro, creo, debe empezar a actuar.
Mira mami, te cuento algo, hablando de este tema con una persona, que el nombre y el cargo no vienen al caso, me comentaba que en el alcoholismo, a diferencia de otros trastornos, tales como bulimia y anorexia que se ven a simple vista, la destrucción va por dentro, porque en apariencia externa son excelentes en todo, buenos alumnos, buenos hijos, buenos amigos, excelentes en lo que hacen, siempre se destacan como los mejores, pero... vomitan toda esa exigencia en un inodoro privado donde nadie ve nada, o se niega todo. La tapadera con el silencio, con lo no dicho.
Al final el alcoholismo repercute, interna y externamente, no hay dudas del caos. Es más fácil la queja. No hay dinero, no hay trabajo, no hay paz. En realidad hay abandono, hay reproches, arrepentimiento, promesas de cambio, etc, etc.
Entonces, desde mi punto de vista personal, creo que el papi, más allá de que arregle su interior, que me parece una ardua tarea, debe reparar su entorno, de las consecuencias provocadas por ese alcohólico. ¿Y quienes están más afectados por este tema?. No niego que lo estamos todos, pero creo que los más tocados son mis hermanos varones.
Creo que él debería, como primera medida, comenzar por escribirle a sus hijos varones.
Somos los hijos y su esposa, los más dañados, aunque muchos de mis hermanos, apenas si lo ven. Pero cómo lo van a ver si sería hablar de ellos mismos, que es justamente lo que no pueden hacer, porque estos pelotuditos no hacen análisis.
Mami, ya no es cosa tuya, vos continúa tu tarea de amor como siempre la has hecho, pero creo que hay lugares impenetrables en el alma de tus varones. Ellos no quieren que vos te metas, a gritos te piden que no te metas, porque lo que buscan, es que el papi al fin se digne abrir la puerta y comenzar la tarea de restauración.
Algo muy lindo que me dijiste el otro día es que el pecado más grande, el que no tiene perdón, es la hipocresía, bueno, que mis hermanos corten con esto del papi lindo, del papi genio, del papi guauuuuu, ¡Basta de hipocresías! Creo que deben mirar sus corazones y comenzar a sacar el dolor que llevan dentro, donde vos siempre fuiste el chivo emisario, expiatorio.
Mami, te amo mucho, quiero que seas feliz, vaciando un poco la mochila que llevan tus hombros. Caminante con poco peso, llega bien lejos. Que cada uno empiece a hacerse cargo de su propio peso. Vos livianita mi amor.
Cuídate mucho.
Un beso grande, grande como tu corazón.


Capitulo 21
Ojo, el bicho me puede matar.


Como no soy universitario tomé cursos, uno de ellos en la escuela de Análisis de Sistemas de la Universidad Tecnológica. Allí nos decían: uno puede tener una idea socialista sobre el manejo de un país, no busquen en Marx o en la dialéctica más elementos de juicio, esos ya están en tu ideología, no hace falta reafirmarla, hay que buscar material que ponga en tela de juicio lo que estás sosteniendo, capitalismo de Keines (Chicago Boys) por ejemplo. Llegar a conocer a fondo el lado contrario y si sus teorías siguen en pie, es que son ustedes personas convencidas, lo otro puede estar en relación con el fanatismo. Den cabida a lo que el otro piensa. No le cierren al jabalí la posibilidad de escape, es parte del juego erótico entre el cazador y la bestia, decía aquel gerente y continuaba: si voy con una mira telescópica llevo todas las de ganar pero si llevo un rifle común de dos tiros, tengo que poner bien el ojo porque el bicho me puede matar a mí. Yendo a los negocios, dame un margen, no te vengas con una ametralladora porque se acabó el juego y así hacíamos el negocio, como jugando, entre bocados y copas. Bebíamos de lo mejor producido en origen. A un gerente no se lo puede invitar con un vino donde los intermediarios agregan alcohol y productos químicos. Esa calidad de vino me protegió el cerebro de un coma y el hígado de una cirrosis. Yo tenía medios económicos para cuidar ese aspecto y aunque después no los tuve, pude controlarme para no caer en consumir cualquier cosa. Hay personas que la compulsión los lleva a tomar alcohol metílico y puede ser mortal por su toxicidad.


 Capítulo 22
El politiquero.


Desde 1930 a la fecha siempre hubo militares que gobernaron el país, prácticamente no hubo gobiernos democráticos, pero el período de mayor influencia de los militares en el poder se inicia en el cincuenta y cinco.
Los militares se suceden eligiéndose entre ellos mismos. Lonardi fue la puerta por la cual ingresó un civil X al círculo del poder militar. Esas relaciones lo ayudaron a desarrollar un lobby.
Se comprobaba una vez más que la clase con poder en la Argentina iba en la dirección, que muchos años después señalara el sindicalista y politiquero Barrionuevo: Trabajando nadie gana plata. Tenía y tiene razón.
X no tenía el poder pero sí, amistades e influencia en los círculos de poder. De esta manera podía beneficiar a algún empresario interesado en optimizar sus ventas, tal como lo hizo con un abastecedor de pertrechos para las fuerzas armadas. Se movían millones para aprovisionar a los conscriptos ya que el servicio militar era obligatorio y numerosas las fuerzas en sus tres ramas, Marina, Ejercito y Aeronáutica.
La licitación no existía en los gobiernos de facto, se otorgaba en forma directa.
Con el tiempo, el proceso trae a Martínez de Hoz como ministro de economía y se instala la Trilateral en la Argentina. Doctrina que sostenía que cada país y cada individuo debían desarrollarse en lo más apto. Para esa doctrina, había países que no servían para nada, otros sólo para determinadas cosa, por ejemplo, productores de materias primas y otros eran los destinados a procesar, y ganar por el valor agregado. Ese fue, a mi modo de ver, el inicio de la globalización, hoy somos la consecuencia de eso que se gestó en el setenta y seis.
Para mí la globalización lleva a que los países tengan comportamientos parecidos. Así como toda Latinoamérica tuvo en su momento dictaduras, ahora tiene democracias más o menos progresistas y no por ello dejan de producir la excreta del capitalismo que es la corrupción. Tenemos las comunicaciones al instante y al mismo tiempo estamos más solos que nunca. El individualismo ganó, no hay grandes causas ideológicas, el otro, lo comunitario fue un ideal del pasado. Antes se creía en el hombre nuevo y en una sociedad más justa, hoy los valores son pesimistas, desalentadores, nos ronda la muerte. Antes pasaban tres meses de un acontecimiento y nadie se enteraba. Con la globalización desaparece el tiempo. Lo desfavorable con la velocidad es que la reacción inmediata de un ser humano es emocional como siguiendo la vía refleja y eso puede llevar a errores irreparables, acting, pasar al acto. En cambio, las relaciones del tipo que sean, exigen un tiempo reflexivo, estudio de campo, toma de posición, alianzas. La velocidad es lo que hizo desaparecer el tiempo. Hoy, si en Roma se está dando una conferencia sobre alcoholismo yo podría intervenir casi simultáneamente. La palabra de Bush es conocida en todo el mundo al instante. El ritmocardil, un medicamento introducido en el cuerpo, modifica el ritmo, con el psicoanálisis salen y entran palabras del inconsciente que van a operar algo de un nuevo orden. Todo el mundo anhela un nuevo orden mundial después del caos actual frente a las guerras. Estas guerras, siempre hay una o dos en el mundo, es para cerrar un ciclo de caos y desequilibrio económico en el país que con cualquier excusa las origina.
El arquitecto que dirigió la construcción de las torres, dijo que estaban llamadas a vivir eternamente y se cayeron en media hora. Bush inmediatamente después de la caída habló al pueblo para decirles que salieran de compras. Aún, en plena catástrofe, para el capitalismo, no era cuestión de frenar el consumo.

* CAPITULOS 23, 24, 25, 26


Capítulo 23
Aceptar la diferencia.

En buena hora que cada uno piense distinto, eso no significa que no se pueda hablar. Se puede, si ambos se escuchan. Si Bush considera que su pensamiento es único y lo defiende a muerte no hay posibilidades de entendimiento. Este proceder, de los que no escuchan es porque consideran que su
verdad es absoluta. Haciendo una analogía a treinta años de la época del alcohol hoy yo estoy hablando con treinta años de conocimientos acumulados. Si entonces hubiera visto las consecuencias... He sido un ser emocional en proporción 8 o 9 que reaccionaba en estampidas ahora creo que soy un 3 o un 4. Nunca pensé en pegarme un tiro pero sí en el divorcio y no lo hice por miedo. Creo que necesitaba distancia para crear una mejor situación de convivencia.
Lo emocional y lo racional deberían llegar a una convivencia equilibrada.

Ya que menciona al ser, me gustaría referirme a esa palabra tan usada y tan poco conocida.
Los creyentes creen que le fue introyectado en el cuerpo milagrosa y gratuitamente. Los filósofos opinan que el ser es el vacío por lo tanto el no ser, un espacio potencial a ocuparse con una construcción. Estamos permanentemente construyendo ese ser mientras estamos vivos. Estar vivos es eso, dinamismo y flexibilidad del pensamiento para construir-se, libre de identificaciones, mandatos, opinión ajena, o sea, a medida que nos construimos dinámicamente echamos abajo mitos y creencias que no van con nosotros, es tarea de análisis. Estar revisando permanentemente no es tarea fácil, exige valentía para desaferrarse de creencias preestablecidas. Da miedo quedarse parado en una sola pata, pero no es así, la otra pata va creciendo mientras tanto.

Intervendré haciendo todo un rodeo para llegar por fin al el tema de la pareja. En ésta, el equilibrio no es algo estático. Cada integrante no está siempre bajo un estado emocional ni tampoco siempre bajo estado racional puro. El movimiento sigue en su mínima expresión y la armonía es un orden permanentemente cambiante. El equilibrio sería un estado. Se usa la palabra equilibrada, cuando una persona hace buena relación entre lo que piensa, siente y actúa.
Pensar un contexto armónico y una actitud equilibrada es algo transitorio y la mayoría de las veces desencontrados.
En la pareja hay encuentros y desencuentros, lógicos, si aceptamos la diferencia. Lo diferente que somos cada uno. Lo bueno es hablar, escucharse y acordar. Sería lo opuesto al pensamiento homogeneizado por la globalización que ni siquiera acepta diferencias religiosas. Ambos lados son fundamentalismos. Ego puro.

Polo, ¿Está de acuerdo?
Si, hasta que un real, eso, que no tiene explicación, nos deja sin palabras.


Capítulo 24
El asesor, el Prestamista... el Juez.

El hombre para sobrevivir se aferra a creencias que son sus certezas y así nacen odios y resentimientos para con el otro diferente. Está lleno de miedo, no tolera la incertidumbre. Dios existe en el ámbito de una idea, es eterno y nunca muere, la ficción tampoco. Muere un animal pero la bestia mitológica, no.
Los militares durante la Dictadura respondieron a esta ideología. Sus creencias son certezas. Dios estaba de su lado y ellos cumplían su mandato.
Con Perón se produce el desarrollo de la industria liviana, los milicos entraban al gobierno con una gran cuota de nacionalismo, condescendiente con la ideología de los técnicos que ellos nombraban. Ejemplo: Martínez de Hoz. Ahí comienza a insinuarse el derrumbe del andamiaje industrial, que de por sí, en el concierto mundial, Argentina nunca pasó de tener mediana industria. No por no querer, no lo permitieron los países dueños de la industria pesada. En 1.984 hice un informe en mi impresa que se leyó en el directorio, donde se anticipaba lo que en quince años después sucedería. Unido a la inflación, el gobierno emitía dinero sin respaldo. Muy diferente a la época de Perón, favorecida por la guerra y la venta de trigo a Europa. Las arcas del Banco Central se repletan aún más, con la llegada del oro alemán.
En 1.980 la situación de nuestra empresa era desastrosa. X, el asesor de los milicos hacía que las grandes instituciones financieras integraran en sus directorios a militares o personas allegadas al poder militar, así fue como X formó parte del directorio del Banco Social y del Banco de Córdoba y nosotros, por su intermedio, conseguimos sanear las finanzas de la empresa a través de la reducción de los intereses de la deuda.
En la época de mi padre, el usurero era un particular, nunca una institución de la Nación o de la Provincia, era una persona mal vista e incluso marginada por el resto de la gente. Recurrir al usurero era degradante y por lo tanto se lo mantenía oculto de familiares y amigos. Estos seres sin escrúpulos, están ligados, a su vez, con patoteros a sueldo, que realizan la tarea sucia cuando lo merece el cliente. El prestamista, posee reglas propias que le dicta el dinero, alejadas de la solidaridad, el bien común, el desarrollo de las empresas o de un país. Este sujeto es un subproducto de los regímenes capitalistas donde siempre habrá ahorcados que terminan siendo ahorcados. Menos aún se justifica la postura que asumen los Bancos, abierta y públicamente como si la usura fuera lo más natural del mundo. Nunca se supo que los jueces de la nación abrieran la boca o se pronunciaran con un recurso de amparo ante los intereses usurarios de los Bancos, los punitorios sin límites de ley cobrados por cada día de mora. Estos intereses superaban abismalmente al capital, y a toda realidad posible. La trampa de los Bancos consistía en dar adelantos en cuenta corriente. En el Banco me decían, si su PYME el primero de enero realizó una venta una empresa por mil pesos y esa empresa le paga el primero de marzo, usted, con la sola presentación la factura que sirva de garantía, está autorizado a dar cheques a fecha hasta cubrir el monto de esa suma. La empresa y el Banco tenían un arreglo, ésta debía depositar unos cinco días después de la fecha acordada y ese era el negocio entre ambos, por esos cinco días el Banco cobraban intereses usurarios. Esos intereses fueron los que X borró de la deuda que mantenía mi empresa con el Banco y que no era más que devolver lo que me robaban en intereses punitorios.
Varias veces a la semana se producía lisa y llanamente una usurpación de dinero, una forma de legalizar el robo que los Bancos hacían y hacen a sus clientes. Ustedes imaginan a una persona acuciada por dinero, para poder tragar semejante sapo, necesita más de un vaso de vino.


Capítulo 25
Puñado de crápulas.

Algo para ganar.
Laura Devetach.

Si viviera en Holanda
Yo sería de esa gente
Que le va ganando tierra al mar.
Si estuviera en el Sahara
Ganaría lluvia
Cultivando rosas mágicas
Sobre pausados camellos
Que conocen la vivienda de las aguas.
Pero yo soy de aquí
Y soy millones
Que vibramos en el cansancio elemental
De ganarles nuestra vida
A un puñado de crápulas.

En las cabezas de los que se sienten dueños del poder está la convicción de que, hagan lo que hagan, jamás puede caberles la figura de asociación ilícita. Además, aquí en la Provincia, sólo pueden ser juzgados por el Superior Tribunal de Justicia, donde la mitad o más de sus miembros son del partido oficial. Los gobernantes creen que el pueblo es bruto y no pesca la trampa que legaliza la impunidad. Pero se sabe, la corrupción como el pus busca salida y si hay justicia quedará esclarecida la mega causa de las escrituras robadas del Registro de la Propiedad y cedidas a testaferros. Me toca personalmente un caso donde, los abogados defensores de los verdaderos propietarios de un campo ganaron el juicio a la Provincia. El juicio duró largos años y al momento de hacer efectivo el resarcimiento, Tribunales, argumentando la ley de Emergencia Económica, dirimió el cobro a dieciséis años. Ya murieron uno de los abogados defensores y uno de los damnificados. Espero que los verdaderos corruptos caigan en prisión y no los perejiles.


 Capítulo 26
La bestia mimada.

La bodega de mi padre estaba en parte posterior del garaje, el lugar justo para añejar los vinos a la temperatura adecuada del verano. Un termómetro de mercurio colgado en la pared, era vigilado por mi padre cada vez que entraba a ese lugar sagrado. A veces, en pleno invierno, dejaba un bracero encendido por las noches para abrigar las botellas. Sólo él usaba la llave, la que pendía de un llavero en la cocina, nunca me sentí tentado de tomarla.
Mi padre no era bodeguero, partía de un vino ya nacido. Encargaba una partida de botellas de una determinada cosecha, cuyas cepas provenían de Francia. Se los compraba a una bodega familiar de Mendoza, luego los criaba hasta que estuvieran maduros. Desde la fecha de la cosecha debían pasar, al menos, unos ocho a diez años sin abrir. Periódicamente elegía una botella de la serie para probarlo, aunque un buen conocedor es raro que descorche.
Recuerdo a papá tomar la copa, siempre la misma, de cristal tallado y de pie alto. La repasada varias veces con una servilleta de lino, luego abría la botella y la llenaba un tercio más o menos. La movía en redondo a medida que aspiraba su aroma, luego llevaba el vino a la boca y entreabriendo los labios hacía entrar aire, a la vez que provocaba el recorrido del líquido por toda la mucosa bucal. Eso vi hacerlo en su bodega, antes de entrar a la casa para servirlo. Varias veces recibí este tipo de lecciones. En general eran vinos tintos, de cuerpo, de un bouquet combinado entre Cabernet y Borgoña. El único de los vinos italianos que añejaba mi padre era el Chianti, estaban en reposo hasta que la paja de la canastita que los cubre se desarmaba por acción del tiempo.
Después de la muerte de papá, se tomaba poco en casa, una botella por mes a lo sumo y los vinos que quedaron se añejaron demasiado. Quedaron los Cabernet que debieron tomarse en alguna Navidad. Se los dejó pasar. Eran bebibles, pero no fue lo mismo.
Las lecciones de papa.
Al colocar los vinos en el estante, las botellas deberán llevar cierta inclinación para que el corcho permanezca siempre mojado. Las botellas deberán guardar cierta distancia entre ellas para que el aire circule. Se las moverá cada seis meses dándole un giro de ciento ochenta grados. Esta maniobra evita que la borra se adhiriera al vidrio, de esa manera, después de ocho o diez años al ponerla sobre la mesa no quedará esa franja sucia que impresiona mal. Ahora entiendo a papá, cuidaba cada detalle que hacía al buen gusto. Era un criador que seguía el vino en su crecimiento, como si cada botella fuera un bebé. Yo fui el único hijo de este matrimonio entre un belga y una argentina.
El bodeguero es un príncipe al lado de un revendedor. La relación de afecto entre el bodeguero y su vino no es la de ganar dinero solamente. La misma relación tenía mi padre con sus vinos, más pura aún porque no comerciaba con sus crías. Ponía el alma en el ritual y lo ofrecía a sus invitados.
Recuerdo que me decía, el vino pasado de tiempo pudre al corcho. Dejar que caigan pedazos dentro de la botella o en la copa, es una torpeza. La verdad, el corcho flotando es poco elegante. Para evitar ese inconveniente, él no hacía pasar el tirabuzón al otro lado y antes de descorchar le pegaba unos golpecitos al mango del sacacorchos, esa es la clave para que al despegarse resulte más fácil sacarlo y de esa manera se evita que salga el tirabuzón sin el corcho. Si se observa el cuello de una botella veremos que es algo más ancho en su base, a esa diferencia se amolda el corcho. Ese mayor diámetro en el interior asegura el cierre hermético que impide por un lado, la evaporación del alcohol y por otro la entrada de aire que llevaría a oxidar el contenido. Si no se lo despega, no hay garantías que logremos retirar el corcho por más fuerza que se haga. Son los golpecitos sobre el tirabuzón los que permiten un final feliz y así dar comienzo a la fiesta sin contratiempos. Lo contrario sería un pecado para quien se precie de buen anfitrión.


* CAPITULOS 27, 28, 29, 30, 31

Capítulo 27
Ella me pide ser tomada.

Papá fue docente del Colegio Monserrat, de la Escuela de Lenguas y del Conservatorio Provincial. A fines del 1889, una delegación de la Provincia de Córdoba viajó a Europa para contratar músicos y fundar el Conservatorio. Mi padre, con veinte años, era solista en la Orquesta Sinfónica de Bruselas. Fue invitado a integrarse a la Orquesta Provincial como profesor de trompeta. Esos músicos recién llegados y de todas las nacionalidades, proponen a la Universidad Nacional de Córdoba, crear el Instituto de Idiomas y posteriormente la Escuela de Lenguas. Mi padre además de música enseñaba idiomas y es así como conoció a mi madre.
Cuando caminábamos los tres por el casco céntrico, los alumnos lo saludaban con una reverencia, mi padre contestaba con una sonrisa y a la vez hacía el gesto de retirar su sombrero.
El rito.
Como se ofrecía a Jehová un cordero, mi padre, de la misma forma ofrecía una botella de sus vinos a los amigos. Ofrecía un bebé criado por él y muy bien criado. Una ofrenda para el sacrificio de la mesa. Un español, me imagino, hará lo mismo con un jamón de su propia hechura.
A la botella se la trata como a una mujer, toma siempre la forma del sueño que la contiene. El ritual es comparable al ritual que se sigue al seducir. Todo ese ceremonial no es para tomarse el vino sino para que se deje tomar, como a la mujer ya seducida. Lo otro sería una violación. Cuando el momento llega, es ella quién me pide ser tomada, mientras tanto la miro, recorro la piel suave de su cuello, su redondez. Sostengo su peso entre mis manos para aspirar su perfume. Avanzo con mi deseo. Abro a medias la boca, entorno los ojos, apoyo su boca en la mía y es su contenido quién me penetra acariciándome por dentro, poniendo al descubierto mis rincones más sagrados. Aflojo el cuerpo. Suspiro. Una vez más he sucumbido a su aroma, a su figura.
Para estas ocasiones se cuidan todos los detalles, la temperatura, la suavidad, la máxima delicadeza. La ceremonia exige lentitud, no-apresuramiento.
Y hablando de mujeres, Emile Zolá en su novela Naná cuenta que Muffat contemplaba a Naná y le daba miedo. En tres meses ella había corrompido su vida, se sentía viciado hasta la médula. Todo iba a pudrirse en él. Y no pudiendo apartar los ojos, la miró con fijeza y trato de saciarse con la visión de su desnudez.
¿Qué tal si sustituimos a Naná por Cabernet?
Continúa... Muffat siguió con la mirada una línea fina, apenas ondulada por el hombro y la cadera, la recorría desde uno de los hombros hasta los pies. Siguió con la vista aquel perfil, ahogándose en sus luminosidades doradas.
Nunca me gustó el vino blanco, yo hubiera dicho luminosidad flamínea, que es la que dan los tintos al trasluz.
Recorría aquella redondez a los que la llama otorgaba reflejos de seda. Pensó en el monstruo de las Sagradas Escrituras oliendo a fiera. Yacía la bestia, era una bestia de oro y cuyo solo aroma envilecía al mundo. El olor de la bestia mimada en secreto y para el secreto. Muffat continuaba obsesionado, poseído al punto que entrecerró los párpados y el animal reapareció.
El puma en la bodega de papá. Agrandado, terrible, exagerando su postura. Permanecería allí, frente a mis ojos, en su carne, para siempre.
Sigue Zolá diciendo. Su boca golosa soplaba sobre sí el deseo, se besó largamente sonriéndole a la otra Naná, que como ella, también se besaba en el espejo.

Polo ¿Usted trataba de tomar la botella en lugar de tomar a la mujer?
No.

Trate de recordar si el placer de beber le dejaba amargura.
Satisfacer mis ansias de beber me provocaba placer, el problema era que pasaba mi límite y ya no podía parar. Tampoco me preocupé en detectar un signo, una señal de alerta que indicara detenerme sin pasarme al otro lado. No puedo precisar si obtenía satisfacción por sufrir. Por supuesto que después me amargaba, me arrepentía. Sé que hay gente que se regocija en el dolor y hace culto de ello.

Capítulo 28
La enamorada del amor.

Yo también quiero opinar, dice su esposa.
Hubo un espacio de silencio, años de preguntas sin respuestas viéndolo debatirse en pozos de tristeza. Me producía extrañamiento no saber quién era ese hombre, ese gordo abotagado con un rostro que había perdido la mesura. Por este hombre, yo, no siento nada, me decía. No reconozco su olor y su ronquido me asusta cuando duerme. Y me fui de su lado con rabia. Me tendrá que pedir perdón aún estando bajo tierra. Desde el agujero que le hice al irme, empecé a existir. El menor de mis hijos tenía seis años y no quiso venir conmigo, no me separes de mis hermanos, me dijo e igual me fui. Comencé a vender café en el mercado de abasto y para soportar esa realidad inventé una fantasía que me sostuvo: Me decía actriz de teatro cuyo escenario era el mercado. Con lo que ganaba conseguía pagar un alquiler y la comida. Por la tarde iba al consultorio de una amiga, pero como psicóloga no ganaba lo suficiente. Amaba mi profesión y no quería apartarme de colegas, que fueron mi apoyo.
Los amigos del barrio se asustaron al ver que me iba sin los hijos, yo también sufría y me engañaba diciéndome, se pondrán fuertes sin mí. Pero esa situación y la ausencia de su mirada me desbastó.
Fatigada de mirarme a mi misma y de hacer el amor con mis palabras, vuelto a ponerme la túnica del amor enamorado e intento regresar. Siento la melodía de su voz, hago silencio y veo su cuerpo. Estoy en mi habitación, oigo pasar una moto al frente a mi casa, supongo que son jóvenes con todo el frenesí de la velocidad.
Sentí que me moría, y sí, para mí separarme era una cuestión de vida o muerte. Tenía que sobrevivir. Él había caminado muerto a mi lado, darme cuenta, fue un duro golpe y creí que yo también me había muerto. Reaccioné y pedí ayuda. Mi entorno quedó en paz, la loca era yo y lloré siete años buscando en un diván la identidad de esta mujer que había caído en casa ajena. Ellos gozaban en un paraíso construido cuidadosamente, yo fui la intrusa que osó entrar a esa casa después de mirar por la ventana, la que resistió a las miles de reglas y dijo: se pueden ir todos a la mierda y esa fue la que se tuvo que ir. Y sin razón y sin lógica repetía una súplica mientras recorría calles desiertas: tesorito quiero amarte, ojalá me necesites, salí del nido de tus padres y hagamos el nuestro. Soñaba que hacía la comida, tendía la ropa, leía mi libro, pensaba, hoy los niños duermen, hace frío, podemos acurrucarnos hasta que salga el sol. Y me pasé la vida esperando.

Soy tu amiga y te digo que el amor está más allá de la demanda, según los analistas. Eres una enamorada del amor, del amor infinito, deseabas ser amada y apalabrada por un hombre y cuando ese ideal no fue satisfecho, te sentiste desbastada.


Capítulo 29
Dar amor.
Siempre asumo al amor. Lo viví como una mujer apasionada que tiene derecho a defender su pasión. Esa calma a la que tenía que someterme más que calma la vivía como si me hubiera parado en el tiempo, acomodada en una nueva casa. Tenía la mía, la de mis padres, no he querido cambiar sólo de paredes, quería un hogar, compartir, sentir, hablar, hacer el amor. Él tenía que reparar la locura que había cometido por contradecir a su familia casándose conmigo. Para él, nuestra unión, siempre fue la locura o la excusa. Él, un hombre sensato, honesto, tenía que reparar y rápido. Más lo pienso más me parece una excusa su sensatez. Y yo me pregunto ¿No es esa la verdadera locura, poner esos valores por ausencia del sentimiento?
Reparar y rápido ¿Cómo? Entregándose por completo al trabajo, ahora lo veo claro, ¡qué bien justificaba el no poder sentir por mí!. El trabajo, una buena excusa.
A la noche volvía cansado y contento de la jornada de trabajo y ya preocupado por la fatiga del día siguiente. Siempre había otro más necesitado y me encontré remendando su ausencia. Al llegar a casa, él esperaba mis elogios por el trabajo hecho, sin reparar en mí, sin desearme. Yo en el ámbito de fantasías estaba en una continuidad con él, la que se interrumpía con su presencia. El estaba con él. No me sentí deseada, no me requería, no pedía mi amor. El cuerpo habla, yo hablaba con mi cuerpo pero para un otro que no veía ni escuchaba. El cuerpo, mi cuerpo, estaba cansado de zurcir la nada. Ahora se me aparece tu verdad y la mía y tenemos miedo. Me perdí en el vacío que se hizo día tras día. Por qué no pude atraer una mirada de amor. Yo creía que tú eras el amante y has resultado ser simplemente, el amado.
Hoy anciana me hago cargo de mi vacío y quizás ese vacío es el que te asustó. Me queda claro amar o sea, dar amor, el otro no está para llenar ningún vacío.
Hoy soy feliz. Después de una gripe amanecí con flores, las había puesto él queriéndome alegrar, hoy veo a aquel muchacho inocente e ignorante de su saber con toda su ternura. Él me reconoce, lo dice con palabras en cada encrucijada donde aparece el pasado. Qué equivocado estuve. Cuántas sogas llenas de ropa y yo sin darme cuenta de tu sacrificio. Y me pregunta ¿Cómo hiciste para estudiar teniendo que atender la casa y los niños?
Y se produjo salud, la ausencia trajo el reencuentro. Hoy miramos las puestas del sol, caminamos de la mano, vamos al cine, leemos juntos. Los amigos nos visitan, compartimos la comida y largas charlas, discutimos, es decir, seguimos siendo dos con distintos puntos de vista.
Ya no necesitamos imponer un pensamiento descalificando al otro. Aprendimos a escucharnos y aceptar las diferencias.


Capítulo 30

Me lo mandó Dios.
Un Patriarca, de cabello largo y cano, ese era mi padre. Se lo veía pletórico y rubicundo oficiar la ceremonia dominical ante amigos y parientes. La apertura de los primeros vinos del año era una fiesta que duraba ese día y toda la noche. En aquella época no se salía a cenar afuera, las reuniones eran en la casa, dentro del núcleo familiar. Vivíamos en Argüello, un barrio que medio siglo atrás era campo y monte. En mi niñez, los pumas tenían su guarida en las barrancas del río. Atacaban a los terneros y a los potrillos, los pobres pequeños animales no le ofrecían resistencia. Anoche el león me mató un ternero, se quejaba el dueño del tambo cuando a la mañana temprano iba yo a buscar leche. Argüello de ese entonces tenía casas con tres mil metros de tierra rodeadas de montes. Yo salía con un rifle a cazar liebres, usaba munición del nueve. Con los amigos recargábamos los cartuchos disparados. Por un tarro perforado, especie de colador, pasaba el plomo derretido, gota a gota y al caer sobre la arena, se convertía, para nuestra imaginación perversa, en una futura pieza a cobrarle a la naturaleza. Competíamos y para esto no había reglas. Éramos verdaderos depredadores sin compasión por las perdices o cualquier otro bicho que se nos cruzara en el camino. No matábamos por necesidad de alimentos, era por placer.
Soy el menor entre muchos primos. Soy hijo único de padres añosos. Me cuentan que mi madre rogó tanto al cielo para quedar embarazada que cuando nací exclamó me lo mandó Dios o sea, de una forma inconsciente fui el enviado del Señor. Todos los parientes acostumbraban a tener más de tres hijos y yo seguí la tradición de aquel entonces, tengo siete, uno muerto.


Capítulo 31
Lo infernal es un estado del hombre.

La Voz del Interior comenta, en su edición dominical, la derrota de Jack Kerouac frente al alcohol. Murió a los 47 años, hoy podría tener mi edad. Este escritor representaba en USA la generación beat, que quiere decir beatitud. Yo por ese entonces, pertenecía a la Acción Católica de Córdoba.
Muchos me preguntan ¿Por qué usted habla de adicción al alcohol si dice que no le costó dejar de beber y se llama adicto sin haber padecido el síndrome de abstinencia?. Jamás percibí la carencia cuando me propuse dejar de beber. No sé si fue como consecuencia a una propuesta de cambio que me hice o a la calidad de la bebida que yo acostumbraba tomar o a las proteínas de mi dieta o a la constitución de mi cuerpo, la cosa es que estoy vivo. Me propuse, en vez de tener el abdomen prominente como un viejo, un aliento asqueroso y la piel impregnada con alcohol, volver a rehacerme. No habré llegado a la etapa de la dependencia física. No lo sé. Creo que cada caso es un caso particular y que dependen de una multiplicidad de factores. Cuando leí el artículo sobre este escritor me pregunté acerca del éxito y del fracaso. Si yo realmente había triunfado sobre el alcohol y si lo mío fue un triunfo y el del otro fue un fracaso. Sé que Kerouac fue a la muerte, no pudo superarlo y yo a excepción del hecho puntual que dejé de beber y recuperar mi aspecto físico, con la empresa, mi mujer y mis hijos pasó al revés, mi empresa se fundió, con mis hijos y mi mujer está por verse. No sé que pasará. Todos estos vínculos están en movimiento. Logré el objetivo que me propuse. Estoy en un alerta constante. El infierno no existe, lo infernal es un estado del hombre, yo diría de mortificación. También dicen que una temporada en el infierno es suficiente para aprender a vivir.